Cinco minutos antes de la hora pactada para el comienzo del clásico rosarino, los equipos de Central y Newell's salieron por el túnel del Gigante de Arroyito hacia la cancha, con cerca de 50 mil almas canallas que le dieron un marco realmente impactante e impresionante al partido.
Entre gestos adustos y de extrema concentración, las cámaras registraron la cara de Angelito Di María en su primer clásico tras la vuelta al fútbol argentino: junto a sus dos hijas, Mía y Pía, al Fideo se lo vio conmovido. Como es costumbre antes de cada juego, el 11 auriazul rezó con los ojos cerrados y los brazos abiertos.