Todo apunta a la Copa Argentina, hasta la salud institucional. Se transformó en la salida de emergencia que tiene Newell’s para tratar de enderezar otro año muy torcido. La mayor preocupación, y ahí está el gran problema, se genera por lo que se ve adentro de la cancha.

La pobreza futbolística de un equipo que sólo tiene para rescatar una media horita contra Atlético Tucumán es muy preocupante. Porque, además, la salida no parece estar en los intérpretes. La calidad del plantel es muy baja. Mucho peor que las estrategias que el Ogro Fabbiani suele pergeñar para intentar reinventar a un equipo que no da la talla. Ni futbolística, ni anímica.

Echarle la culpa al árbitro de la derrota con Barracas es evadir la realidad. Tratar de actuar sobre la fragilidad temperamental del equipo sería intentar encontrar una parte de la solución a una realidad incontrastable.

Pero más allá del espíritu, las estrategias futbolísticas no son las mejores.

¿Línea de cinco para jugar con Barracas? Es mucho. Porque es una línea de cinco con Montero y Tabares.

En la final de la Libertadores de 2018, Gallardo puso línea de cinco en la Bombonera y tuvo el control del partido durante gran parte del desarrollo. Los laterales eran Montiel y Casco y jugaban de mitad de cancha hacia adelante obligando al ultra ofensivo 4-3-3 del Mellizo Guillermo a redoblar esfuerzos para compensar el juego.

El problema no es la línea de 5, que como esquema es válido, el inconveniente está en los intérpretes.

Si no hay futbolistas para jugar de una manera, hay que hacerlo de otra.

Por más que Fabbiani les pida a los laterales que suban, permanentemente se los dice, lo que natura non da, Salamanca no presta.

El problema no es la línea de 5, que como esquema es válido, el inconveniente está en los intérpretes

Belgrano, el rival de los cuartos de final de la Copa Argentina, que no está jugando bien, es una buena llave para abrir una puerta que permita el ingreso de algo de aire.

Muchas razones futbolísticas como para argumentar las posibilidades de Newell’s, no hay. Pero el fútbol siempre da una chance. Hasta los que parecen encerrados en su laberinto y sin opciones para salir, en algún momento encuentran la puerta.

Llegar a las semifinales de la Copa Argentina sería, en otro contexto, una campaña más que aceptable. En 2025 sólo sirve ganarla para que Newell’s pueda maquillar la temporada de muy buena forma.

Terminar entre los ocho primeros en el Clausura para intentarlo en los playoffs no es una quimera. Pero es más sencillo desde las matemáticas que desde lo futbolístico.

Newell’s necesita llegar a fin de año con el menor daño posible. Y la Copa Argentina parece ser el único salvoconducto para intentarlo.

¿Hay razones futbolísticas para creer en ello? No.

¿Hay sustento institucional para apoyar esa apuesta? Menos.

Pero es fútbol.