La nueva presentación de Newell's volvió a dejar muchas dudas y más enojos. Cuando Ignacio Russo marcó el primer gol del partido, el estadio explotó e, incluso, cuando lo empató Guch, el público no detuvo su mal estar. La gente pidió por los pibes y le recriminó a los más grandes; entre ellos, Ever Banega.
Una de las postales de la fecha fue la salida de Banega de la cancha a los 30 del complemento, bañado por los silbidos del estadio, que reprobó no solo la actuación de este viernes, sino la tarea durante todo el Torneo Clausura.
En cuanto al juego ante Tigre, las estadísticas dicen que tocó 49 pelotas, que no tuvo regates (osea gambetas) y que apenas tuvo un 33% de acierto en las pelotas paradas (2 de 6), las que siempre fueron un arma para él. Perdió 2 pelotas y recuperó 4.
Pero al margen de las estadísticas, lo que reprocha la gente va más allá. Se le pide que sea el dueño del equipo, que muestre algo más que sus toques con buena técnica.
El equipo necesita de los grandes para salir del mal trance y ellos no aparecen. Luciano Lollo quedó en la foto del gol de Tigre y no salió a jugar el complemento. Puede que haya alguna cuestión física, pero la gente lo entiende como un "no querer estar". Y esa idea se extiende a varios de los más experimentados.