El deporte sigue escribiendo páginas doradas de su rica historia. No todos los títulos tienen la gran marquesina de los records de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Y más aún, no todo pasa por el fútbol.

El deporte de los Estados Unidos es de los más masivos del universo, pero tiene sus particularidades. Algunos lo ven como un “espectáculo deportivo” y otros como un “deporte espectáculo”, llevará largos párrafos discutir la diferencia. Lo cierto es que en todos los deportes del Norte hay espacio para una buena tanda televisiva, tiempo para pochoclear, comprar patatas fritas en los estadios y también abrir cervezas en los livings hogareños frente al televisor.

Nada es impredecible, todo está armado acorde a la situación y mucho más si se trata de finales. Esto quizás es lo que no gusta por estos lares, acostumbrados a resolver todo en menos tiempo y más sintéticamente. Pero eso no eclipsa que la Liga sea seguida masivamente en decenas de países.

La final de Fútbol Americano, más conocida como Súper Bowl o Súper Tazón desde hace 55 años, es el evento deportivo con más audiencia televisiva del planeta, la misma supera ampliamente a las finales de mundiales de otros deportes, incluso se equipara con la de un mundial de fútbol por ejemplo. El último partido decisivo en 2020 acaparó la atención de más de 100 millones de espectadores, sólo en Estados Unidos.

La anécdota de hace unos años que en el entretiempo de una final colapsaron las cloacas en varias locaciones estadounidenses es un poco un parámetro de lo que genera en la sociedad americana. Y no sólo en los Estados Unidos. Si bien no es un deporte globalizado aún como la NBA, el Hockey Sobre Hielo (acapara la atención de muchos jugadores canadienses y europeos) o del Béisbol (Asia y Latinoamérica aportan muchos jugadores); tiene muchos adeptos a lo largo y a lo ancho del mundo.

La duda se puede plantear si esa adhesión es causada por el juego o por los faraónicos espectáculos de medio tiempo que se realizan en las finales. En la de 2020 cantaron por ejemplo Jeniffer López y Shakira, pero no hay que olvidar que por los efímeros escenarios que se arman y desarman en cinco minutos pasaron New Kids on the Block, Michael Jackson, Phill Collins, Aerosmith, Paul McCartney, Rolling Stones, Madonna y siguen las firmas.

En 2021 se dio una particularidad que podría ser propia de una película hollywoodense, mucho mayor a los espectáculos de medio tiempo. Ni el más fanático guionista podría haber imaginado lo que se dio en la pura realidad. Tom Brady es para muchos, o casi todos, el mejor jugador de la historia del deporte, por lo menos el más ganador de Super Bowls, consiguió seis en nueve finales disputadas con los Patriotas de Nueva Inglaterra. El mariscal de campo (pasador organizador de juego) a los 42 años y tras 20 años en la franquicia, luego de haber perdido en las semifinales el año pasado, conjuntamente con el dueño del equipo y  el entrenador decidió ponerle coto a su estadía en los Patriotas y declararse agente libre.

Ni lerdos ni perezosos los dueños de los Bucaneros de Tampa Bay lo fueron a buscar y le ofrecieron un contrato de 30 millones de dólares por 3 temporadas para que los lleve a disputar la final.

La franquicia del oeste de la Florida ya tenía asignada la sede del Súper Bowl 55 que se disputará el próximo 7 de febrero.  Su dueño y el gerente general del equipo vieron la oportunidad de poder jugar la final en casa, algo que nadie pudo hacer en los 54 años anteriores. Toda una proeza y una gran apuesta. Contratar a un jugador casi retirado para que los lleve a la gloria.

Brady aceptó el reto y se puso a las órdenes Bruce Arians, el entrenador en Jefe desde 2019. La temporada no arrancó para nada fácil para el equipo y el experimentado mariscal de campo. Con un record de 6 triunfos y 5 derrotas sabían que la recta final era muy importante. Allí metieron un raid de 5 victorias en fila para terminar clasificando a los playoffs con 11 partidos ganados y 5 perdidos en el quinto lugar de la Conferencia Nacional (son dos conferencias y clasifican los 7 primeros de cada una). Tres triunfos más en los playoffs depositaron a Brady, ya con 43 años, y los Bucaneros en el Súper Bowl 55. Un equipo jugará el partido decisivo en casa por primera vez en la historia y Brady será protagonista.

Hasta aquí la película desembocaría en un final feliz, pero el último paso no es nada fácil. Los rivales en el encuentro del 7 de febrero serán los Jefes de Kansas, campeones reinantes de la NFL y que cuentan con Patrick Mahomes, quien para muchos es el llamado a suceder la gloria de Brady en los próximos años.

La vuelta del maestro ya retirado enfrentando a su alumno, cara a cara, dos historias, un solo final. El guion ya está escrito, tenga o no final feliz, no deja de ser una de las páginas más extraordinarias que ha dado el deporte en los últimos años.

El Fútbol Americano crece en Rosario

 

Desde hace algunos años fanáticos del Fútbol Americano de la ciudad se juntan a jugar en el Club Fábrica de Armas. El tiempo fue transcurriendo y la evangelización de estos “locos lindos” derivó en la creación de una Liga propia; la Rosario Football League (RFL), que cuenta con 5 equipos: Celtas, Espartanos, Hienas, Orcos y Toros. Y hasta hay dos equipos juveniles: Apaches y Persas.

“En Rosario juegan 100 jugadores aproximadamente, que cada principio de año se juntan en un campamento para repasar o aprender las reglas del deporte y poder practicarlo de manera saludable”, cuenta Manuel Leiva, receptor de los Celtas.

La RFL tiene un concepto básico y es que todos puedan jugar. Por eso los equipos eligen cada uno de los jugadores que participan del campamento, y además la Liga es la que provee todo el equipamiento deportivo para que todos puedan practicarlo y jugarlo teniendo en cuenta que es todo importado y los costos son en dólares”, remarca Leiva.

El Súper Tazón es un estímulo especial para todos los amantes del Fútbol Americano en la ciudad y en este 2021 no escaparán a rituales, apuestas o juntadas, protocolo mediante, para ver el choque entre Jefes y Bucaneros del 7 de febrero y el fenómeno de Brady no pasa desapercibido. “Es un ícono del deporte, muchos de nosotros lo vemos desde chicos por TV y nos cautivó. Quizás por eso muchos de la RFL vamos a hinchas por los Bucaneros”, agrega Leiva.

El referente de la RFL tampoco deja de lado la cuestión social de la Liga local: “Si bien es un deporte que tiene otra cultura, nosotros tenemos la nuestra en la Liga. Es un deporte inclusivo y que no deja fuera a ningún deportista. En Rosario lo planteamos como una herramienta de inclusión. Los equipos entrenan en un parque de la ciudad asignado por la organización y el torneo se juega en Fábrica de Armas”.

Martín Gramática, el argentino que logró la Gloria con los Bucaneros

 

Gramática emigró con sus padres a Estados Unidos a los 9 años para afincarse en Nueva York. El frío no conformó a la familia y al poco tiempo se mudó a la pequeña localidad de LaBelle, en el estado de Florida, cuya población no supera los 5000 habitantes y el 47 por ciento son hispanos y latinos.

El argentino tuvo la chance de jugar fútbol de campo en el Necaxa de México pero el destino lo metió en el Fútbol Americano. La precisión en su pie sirvió para que los entrenadores del LaBelle High School le pusieran el ojo y lo convocaran a jugar Fútbol Americano colegial y ser su pateador.

Tras un buen periplo en el torneo colegial llegó la hora del ser reclutado por la Universidad Estatal de Kansas, donde tuvo una gran carrera universitaria hasta llegar a las grandes ligas. Se recibió como licenciado en Ciencias Sociales en 1998. Un año más tarde fue seleccionado en la tercera ronda de Draft de la NFL por los Bucaneros de Tampa Bay, con quienes llegó a ganar un Súper Bowl en el año 2002, anotando 12 de los 48 puntos del equipo.

En 2004 lo declararon agente libre y deambuló por otras franquicias hasta retirarse en 2008. Hoy sigue ligado al deporte e integra una comisión deportiva en la ciudad que lo viera triunfar para que Tampa pueda llegar a la MLS (Liga Profesional) con un equipo de Fútbol de campo.