El fútbol argentino tiene una crisis de credibilidad. Nadie confía en nadie, ni siquiera en el VAR, la última herramienta tecnológica puesta a disposición, precisamente para ayudar a seres humanos a tomar mejores decisiones, y, por ende, a hacer justicia. A la hora de la verdad, está muy lejos de que eso suceda. Los increíbles acontecimientos suscitados recientemente entre Barracas Central y Patronato, encuentro puesto en las primeras planas nacionales tras los inauditos fallos arbitrales en favor del equipo de los Tapia, es un ejemplo más de que las autoridades dejaron de ser confiables para los protagonistas.

En este contexto, las injusticias no solamente ocurren dentro del terreno de juego. El árbitro rosarino Sebastián Ranciglio, quien estuvo a cargo en más de 40 partidos en la Primera B Nacional y estaba próximo al debut en la máxima categoría, de un día para el otro desapareció del verde césped. Ternado para ganar los premios Alumni 2018 de la categoría, parecía inminente su nuevo paso hacia delante, pero por no aceptar órdenes "desde arriba" su camino quedó trunco.

Según relató el referí en el programa Desde el medio, por Radio 2, “a mediados de 2019 comenzó una guerra de AFA con el Sadra (Sindicatos de árbitros de la república Argentina). Todo lo que ahora está pasando en primera, estaba ocurriendo en el ascenso y por eso el Sadra presentó una nota en fiscalía para investigar ascensos y arbitrajes posiblemente amañados. Ahí comenzó una guerra de AFA con el sindicato con el fin de dejarlo acéfalo”.

En ese marco, Ranciglio, quién estaba afiliado a dicho gremio, quedó en el medio del conflicto sindical: “AFA pidió que todos aquellos que estábamos afiliados a Sadra renunciemos. No es que te llamaban directamente, pero hacían correr el rumor en el pasillo”, describió.

“Para preservar su trabajo, 130 de los 150 decidieron renunciar. Los mundialistas Pitana y Maidana, junto a otros 18, no lo hicimos. Nosotros no dirigimos más, mientras que era imposible que a Pitana y Maidana dejen de designarlos”, continuó en Radio 2.

Para dejar de manifiesto que efectivamente la falta de posibilidades laborales tiene que ver con una cuestión meramente sindical, agregó: “Hay algunos que renunciaron al Sadra y a las pocas horas volvieron al ruedo normalmente como árbitros independientes. Del 2019 hacia acá, rendí los exámenes físicos correspondientes, participé de clases vía Zoom, y cumplí con todo lo que debí cumplir”. 

El árbitro rosarino Ranciglio

Para cerrar, el colegiado que alguna vez estuvo ternado junto a Pablo Dóvalo y Nazareno Arasa para ganar los premios que entrega el mundo del fútbol y que ahora solamente arbitra en el interior de la provincia con la Cooperativa de Árbitros de Rosario, se le consultó sobre cuál era el tufillo que se percibía en el ambiente a la hora de dirigir a Barracas Central, Estudiantes de Buenos Aires, Central Córdoba de Santiago del Estero, clubes que en su momento tenían a personas importantes alineadas al poder de AFA. 

“Muchos compañeros cuando les tocaba dirigir esos partidos sufrían mucho, era como que te jugabas la carrera. Tenías la sensación de ir condicionado, de no ir en contra de esos clubes”, remató.