Maxi Salas fue la gran figura este jueves en Rosario. El delantero de River anotó el gol de la victoria ante Racing, su ex equipo y fue el centro de la escena en la previa, en pleno partido y lo es tras la clasificación del equipo de Gallaro a semifinales de la Copa Argentina.
El futbolista oriundo de Curuzú Cuatiá sabía que jugaba un partido especial por su salida traumática del equipo de Avellaneda y jugó con una frialdad asombrosa. Hizo el gol y casi no lo gritó, lo agredieron y no se inmutó y terminó con palabras elogiosas para el rival: "Siempre estuve muy tranquilo, con respeto hacia la gente de Racing. Nunca estuve nervioso, había que jugar con tranquilidad porque si entrábamos en la locura de ellos no era lo mejor".
Además, el goleador vivió una situación muy particular: un hincha se sacó una zapatilla y se la arrojó. Pero el futbolista, lejos de quejarse o incluso de sumarse a la agresión; la levantó y se la devolvió al hincha; que al menos volverá a casa calzado.
"Sé manejarlo de la mejor manera, siempre con respeto hacia los jugadores y hacia la gente de Racing. Siempre voy a estar muy agredido", expresó al terminar el juego.
No fue lo único que tuvo que pasar Salas. Incluso, el ayudante de campo de Gustavo Costas, Gonzalo, su hijo; lo fue a buscar al finalizar el partido para abrazarlo y pareció referirse a marcos Acuña, otro con pasado en Racing: "Es un desagradecido ahora que es campeón del mundo".