El clásico rosarino entre Central y Newell's de este sábado entregó poco fútbol en los primeros 45 minutos del partido, que se consumieron con más pelea que fútbol, muchas infracciones y un duelo muy picado en el Gigante de Arroyito. En el complemento, el Canalla creció y fue más que la Lepra, pero lo que nunca faltó fue la pierna dura. 

Un primer aviso de lo que se venía fue la tarjeta amarilla a los 46 segundos para el defensor leproso Fabián Noguera tras una falta al delantero auriazul Alejo Véliz, sobre la banda derecha. El árbitro Darío Herrera decidió aplicar mano dura y no dudó en amonestarlo.

El centrodelantero había salido del área para buscar la pelota, el zaguero central lo persiguió e intentó anticiparlo, pero le terminó cometiendo falta y quedó condicionado de arranque en el clásico. 

Con la persiana cerrada y casi ninguna llegada con peligro a los arcos de Broun y Espínola, ver a Di María y Banega cometiéndose faltas mutuamente fue una imagen llamativa: dos talentosos que terminaron envueltos en esa dinámica de meter y luchar, como el derby manda.

El volante bajó a su amigo y excompañero de selección argentina a los 12 minutos de juego, cuando Angelito cuidaba la pelota cerca del área grande, recostado a la derecha. A los 30, Fideo le devolvió gentilezas a Éver, lo tocó de atrás y le hizo falta en la zona media.

Unos minutos después del gol de Di María que rompió el partido, el defensor de Newell's Luciano Lollo se fue expulsado y los de Fabbiani afrontaron los minutos finales con diez jugadores.