El monegasco Valentin Vacherot, número 204 del mundo, logró este domingo su primer título como profesional tras derrotar al francés Arthur Rinderknech (54) por 4-6, 6-3 y 6-3 en la final del Masters 1000 de Shanghai.
El vencedor se convirtió en el campeón de este tipo de torneo del circuito profesional ATP con el ranking más bajo de la historia.
El tenista de 26 años completó un torneo de ensueño y levantó su primer trofeo. Derrotó a Novak Djokovic en semifinales y a Rinderknech, su primo, en la final. Además, con este triunfo subirá hasta el puesto 40 del ránking ATP y obtendrá más de un millón de euros en premios, para certificar un cuento de hadas y un gran giro para su carrera.
Rinderknech, que derrotó al ruso Daniil Medvedev (4-6, 6-2 y 6-4) en la antesala de la final, se quedó sin su primer título a sus 30 años, pero por el camino venció a cinco cabezas de serie y se colocó entre los 30 mejores del mundo por primera vez.
El primer set del francés fue impoluto. Sólido y seguro con su servicio, con un 79 por ciento con el primer saque y, sobre todo, un 83 con el segundo que le permitieron cerrarlo sin conceder un solo quiebre.
No solo estuvo excelente en ese aspecto, sino que además fue efectivo cuando tuvo que serlo al resto. Logró romper a Vacherot en la primera bola de break de la que dispuso, con 2-1 en el marcador a su favor, y, con esa ventaja, puso el set en sus manos hasta el 6-4 final.
Tras volver, el nivel de los dos subió considerablemente, pero Rinderknech ya no estaba tan cómodo como antes. Sus números con el servicio bajaron y los del monegasco subieron tal y como se demostró en el tramo final de la segunda manga, momento en el que llegó el quiebre del verdugo de Djokovic al de Medvedev, y, como consecuencia, el set.
Las fuerzas se habían igualado y la diferencia en el ranking fue más intrascendente que nunca. Vacherot estaba dulce y no perdió la segunda bola de break que tuvo, para empezar el set 2-0 arriba y con una constante sensación de peligro.
Rinderknech comenzó a mostrar síntomas de impaciencia y nervios, veía a su rival muy metido en pista y sin dejarlo respirar. Tuvo que pedir asistencia al fisio con 2-3 en el marcador y dio la sensación de estar sin el físico necesario para la batalla que tenía por delante.
El monegasco tuvo varios puntos de quiebre a favor y, tras un gran ejercicio de perseverancia, consiguió su objetivo en el noveno y último juego del partido, que certificó con un 6-3 en el tercero.