“La decisión de ocupar las islas fue una trampa, no fue una epopeya, era un actividad y política para recuperar prestigio a la Junta Militar” ya que el “el proceso militar se había deteriorado mucho y había que buscar un elemento que aglutine a la población y eso fue Malvinas”. Ese el concepto central que esgrime el periodista Juan Bautista “Tata” Yofre a 40 años de la guerra y es la trama de su último libro que lleva precisamente el título de “La Trampa”. El también ex jefe de la SIDE, embajador y asesor presidencial durante el último gobierno de Carlos Menem describe una serie de “hipótesis falsas” con la que se manejó el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri al tomar la decisión de la intervención militar y de su proyecto personal para perpetuarse en el poder si es que salía victorioso.

Yofre repasó con mínimos detalles ante Rosario3 historias, conversaciones y misiones antes y durante el conflicto bélico. Fue testigo directo ya en esos años era periodista de la agencia Noticias Argentinas y participó de la cobertura de los principales hechos que marcaron la época. Es muy crítico de la reacción de la sociedad y de la clase política que salieron a apoyar decididamente la decisión oficial. Ya lleva publicado varios libros sobre los acontecimientos de la historia argentina entre las décadas del 70 y 80 en nuestro país.

-¿Cuál es su reflexión a 40 años de la guerra de Malvinas?

-Es una sensación desagradable. No sólo por la derrota y la pérdida de vidas de argentinos en una operación militar que tenía poco de epopeya y que tenía algo escondido: levantar el ánimo de la población y obtener una ventaja para el gobierno militar en un momento en el que se encontraba muy decaído. Por algo el almirante (Jorge) Anaya (jefe de la Armada e integrante de la junta de gobierno) en la previa de Malvinas decía que el Proceso se había deteriorado mucho y había que buscar algún elemento que aglutine a la población y ese elemento era Malvinas. No querían volver a repetir la experiencia de 1973, es decir un gobierno que se tiene que ir a las corridas del poder ante una fuerza política muy opositora. Lo que estaban buscando era una negociación con la clase política, buscaban prestigio que no tenían o ya lo habían perdido.

-¿Cómo surge la idea de recuperar las islas? 

-Solamente cuando (Roberto) Viola estuvo en el poder hubo un 140 por ciento de inflación y que era indetenible, al decir del ministro (de Comercio) Carlos García Martínez en los días finales (del mandato de Viola) la Argentina se encontraba al borde del colapso. Allí aparece la figura de Galtieri y su ambición. Entre Galtieri y Anaya se conocían de antes, había mucha confianza, empezaron a conversar sobre la salida de Viola y hablar de Malvinas. Según me contó el brigadier (Basilio) Lami Dozo (jefe de la Fuerza Aérea durante Malvinas) ya empezaron a conversar entre abril o julio de 1981 antes de la salida de Viola que fue en diciembre de ese año. 

-¿Cuando empezó a gestarse el desembarco en Malvinas?

-La idea de Malvinas se gesta el 22 de diciembre de 1981, ese día asumió Galtieri en el Congreso,  y Anaya escribió de puño y letra la orden para que se empiece a estudiar la invasión a Puerto Stanley. Esa orden se la dio a su jefe de Estado Mayor de la fuerza. Y la Junta Militar empieza a estudiar la recuperación de Malvinas el martes 5 de enero de 1982. Entre el 22 de diciembre y el 5 de enero pasaron apenas dos semanas.

-Usted en su último libro habla de la trampa que incluso lleva el nombre de su publicación. ¿Cuál fue esa trampa?

-Nunca interpretaron que era una empresa infructuosa la recuperación de las islas. En sus sueños y desconocimientos se agarraron de hipótesis falsas. Es una trampa porque no era una epopeya, era una actividad militar y política para recuperar un prestigio que no se tenía.

-¿Cuáles eran esas hipótesis falsas?

-Primera hipótesis falsa: El embajador (en Reino Unido) Ortiz de Rozas le dice al agregado naval a fines del 81 que si hay una ocupación (de las islas) Gran Bretaña como máximo puede romper relaciones o puede haber un rechazo comercial pero nunca mandar la flota. Segunda: Galtieri imaginaba que teniendo en cuenta las relaciones que manejaba con Washington y creyendo que Argentina era socia de Estados Unidos ya había tomado el viento necesario para hacer algo. Recuerdo que el almirante (Carlos) Lacoste (a cargo del ente autárquico Mundial 78 y vicepresidente de la FIFA)  le dice al colega Claudio Escribano que el Proceso se había deteriorado mucho y tenían que buscar un elemento que unifique y ese elemento era Malvinas. 

Yofre con Sáenz, gobernador de Salta

-¿Se supo antes de la ocupación de Puerto Stanley que Estados Unidos no iba a apoyar a Argentina?

-El 26 de marzo el joven consejero de la Cancillería Roberto García Moritán llevó un mensaje a Galtieri consultando si la operación se podía postergar ya que la posición de Estados Unidos no estaba asegurada y que no iba a ser fácil la solidaridad del Movimiento No Alineados. Y Galtieri escribió a mano diciendo que de ninguna manera. El 30 de marzo la inteligencia norteamericana detectó algún movimiento en el Atlántico Sur y le avisaron a Margaret Thatcher. Entonces Thatcher le escribió una pequeña nota a (Ronald) Reagan (presidente de EE. UU) pidiendo que gestione ante Galtieri un freno de las operaciones. Reagan intentó comunicarse con Galtieri y éste no lo atendió recién hasta las 10 de la noche del 1 de abril. ¿Por qué lo atiende tan tarde? Porque ya no había posibilidades de frenar la operación, se había roto la comunicación entre la flota y la Casa Rosada. Lo atiende a esa hora para no sentirse comprometido a volver atrás. En la conversación Reagan le dice que no vayan a un conflicto armado porque si es así la prensa norteamericana se iba a inclinar del lado de Gran Bretaña, viejo aliado, y que Thatcher era su amiga.

Detalles de la decisión

-¿Por qué el operativo de recuperación de las islas se llamó Azul-Rosario?

-El operativo se llamaba Azul pero cuando la flota estaba por salir el 28 de marzo de 1982, el coronel Mohamed Alí Seineldín (jefe del regimiento 25 y con activa participación) le dice al comandante Buzer que le ponga de nombre operativo Azul-Rosario en honor a la Virgen del Rosario. 

-¿Qué dirigencia salió apoyar la decisión militar de ocupar Malvinas?

-(Responde indignado) Salió toda la dirigencia política argentina, fueron todos a la Rosada, salieron todos a ponderar la actitud del gobierno, salvo Rogelio Frigerio en primer instante y más tarde Raúl Alfonsín. Salieron todos como embajadores, los vi llegar a Washington, a la embajada argentina, no sirvió para nada porque ninguno hablaba inglés. Algunos salieron para blanquearse porque venían escorados. Era una cosa insoportable, el 28 de abril en la Organización de Estados Americanos ante un grupo de periodistas argentinos vimos como la dirigencia política salía a hacer declaraciones. Fue un gigantesco desorden.

-¿Por qué tuvo que pasar tanto tiempo para reivindicar a los soldados?

-Los soldados volvieron al continente derrotados, de noche y por la puerta de servicio. Lo hicieron así para que no tomaran contacto con los medios y pudieron contar lo que había pasado. Tengo un gran respeto de los soldados y muchos de ellos no tenían instrucción necesaria. Los encerraron en sus regimientos y después nunca tuvieron un reconocimiento económico ni a sus familiares.

-¿La sociedad en general hizo un replanteo de su actitud frente a Malvinas?

-Cuesta reconocer que fueron engañados, la derrota, tantos comunicados falsos. El 15 de junio, el día después de la caída de Puerto Argentino, me llegó una encuesta donde el 79 por ciento de los consultados decía que había que continuar con la guerra y que Argentina iba a ganar. El 2 de abril fue gente a la plaza y lo obligaron a Galtieri a salir al balcón. El 10 de abril ya fue todo más preparado y hubo una explosión de emotividad. Vi a gente como se fue enojada de la plaza de Mayo el 14 de junio cuando les dijeron que el combate se había interrumpido hasta que se enteraron que se habían rendido, vi gente que se fue encabritando al gobierno, provocando destrozos y desmanes, acusando de traidores al gobierno.

-¿Desde la guerra hay un fenómeno de malvinización en la sociedad?

-Hay un antecedente que es el Mundial de fútbol del 78. Vi en las calles de Buenos Aires gente que aplaudía, se solidarizaba con Videla y tuvo que salir el propio Videla a saludar a la gente a la plaza. Así como tuvo que salir Galtieri al balcón de la Rosada sin nada preparado el 2 de abril de 1982. La sociedad argentina se compró ese verso y se enarboló con esas causas.

-¿Galtieri hacía grabar las conversaciones en su despacho?

-Esto surge el 1 de abril cuando se intenta grabar la conversación entre Galtieri y Reagan. Galtieri no entendía lo que decía el traductor y no podía entender lo que le estaba diciendo. Al terminar la charla, Galtieri pide que le hagan escuchar la conversación pero resulta que la técnica falló y no se grabó. Después de ese poco feliz episodio, Galtieri hizo instalar un sistema de grabación telefónica y de las charlas en las salas como lo tenían los norteamericanos. Y yo pude acceder a escuchar varias de esas conversaciones. 

-¿Malvinas fue sólo algo orquestado para sacar adelante a la Junta?

-Galtieri tenía un plan para quedarse y era llegar a 1989 en la presidencia. A mi me dijo que si hubiera triunfado en Malvinas, dejaba a los políticos sin ninguna bandera.