El arte se manifiesta en diferentes expresiones, incluso detrás de las hornallas. Angelina Astegiano tiene 43 años, es rosarina, y es una fiel exponente de eso: pastelera de profesión, hace tortas que son un poema y con las que hoy conquista la vista y los paladares de los invitados de la Peña de Morfi.

Desde los 12 años está vinculada al mundo de la repostería, aunque todo empezó de casualidad ya que, jugando, le daba una mano a su mamá cuando había las tortas en casa. Nunca pensó que eso podría transformarse en un medio de vida, y por eso a la hora de elegir una carrera se volcó por la fotografía.

Sin embargo, la mecha seguía encendida y en 2001 ingresó a la carrera de Panadería y Pastelería en un instituto de Rosario. Crisis económica de por medio, empezó a vender productos hechos por ella misma para poder costearse los estudios y ahí la necesidad por aprender cada vez un poco más de ese dulce oficio la cautivó.

“Sentí que había mucho más por aprender y comencé a hacer cursos de decoración de tortas en Buenos Aires porque acá había muy poco”, recordó en diálogo con Rosario3. Fueron unos cinco años los que se la pasó viajando a esa ciudad a perfeccionarse, y en 2008 cuando una profesora armó un viaje a Disney para ir a mostrar los trabajos en una expo, Angelina descubrió que había mucho aun por seguir explorando y que la pastelería daba posibilidades infinitas.

“Conocí gente que daba clases por todo el mundo y pensé que me gustaba eso. Seguí en la escuela de cocina dando y tomando clases, porque mientras era jefe de pastelería en una empresa de catering hice la carrera de cocinera para ampliar conocimientos”, recordó.

Eso fue apenas un tiempo antes de que decida anotarse en un reality que se emitió para toda Latinoamérica y algunos países europeos en el canal Home&Health: El Desafío de Buddy.
Corría el año 2015 cuando comenzaron las grabaciones en México. Angelina quedó seleccionada tras tres meses de casting y más de 35.000 pasteleros postulados de todo el mundo. “El programa se emitió en 2016 y fue justo cuando empezó el furor de las redes sociales. Mucha gente empezó a seguirme, a criticarme, a felicitarme y a pedirme que diera clases”, recordó. 

Ese fue el puntapié para que la rosarina empezara su Sugar Magic Tour por casi todas las provincias argentinas, donde iba a dictar clases intensivas de su técnica de Standing Cakes. Conjugaba eso con su estudio que había armado en Buenos Aires y su escuela en Rosario. Sin embargo, después llegó la pandemia para derribar todos los planes y obligarla a barajar y dar de nuevo.

“Antes de la pandemia cerré la escuela de Rosario y en pandemia la de Buenos Aires y seguí trabajando en casa en Roldán con clases online y algunas tortas muy chicas para los que hacían pequeños festejos en sus casas”, rememoró. Por suerte eso quedó atrás y ahora lo que viene por delante es la apertura de su escuela en Funes, espacio donde va a enseñar su técnica pero donde también integrará a otros colegas de gastronomía.

La posibilidad de Morfi y las ganas de un espacio propio en la tele

En 2017 un colega le pasó el teléfono de Guillermo Calabrese, quien por ese entonces estaba al frente del programa Cocineros Argentinos. Lo contactó por Whatsapp, le mostró lo que hacía y enseguida él la contactó con un productor. Ese fue su comienzo en la televisión de aire.

En 2019 su teléfono había quedado en la agenda de algún productor y así fue que la contactaron para hacerle un homenaje en forma de torta a Rosario en el programa Morfi, todos a la Mesa que por ese entonces conducía Gerardo Rozín. Un perro Mendieta de 1,5 metros de alto fue su carta de presentación con la que deslumbró a todos. 

Por eso no fue casual que cuando el programa retomó sus transmisiones de la mano de Jey Mammón, fuera Angelina la elegida para hacer sus tortas especiales a los artistas que son homenajeados los domingos en el programa.

El primero que hizo fue para Los Palmeras: un colectivo donde el grupo de cumbia santafesino se traslada por todo el país. “La pastelería tradicional tiene un techo pero la decoración y darle forma de tortas a objetos es ilimitado”, opina y sigue: “Me encantaría un programa propio o un espacio fijo donde poder mostrar este arte que se disfruta con todos los sentidos”.

El living de la familia Argento o un mate y una pava para Landriscina fueron otras de sus creaciones que salieron al aire, así como una cancha con un partido simulado entre Boca y River donde incluso se podía jugar al fútbol con los dedos y después comerse hasta la pelota, que estaba hecha de trufas.

Con tanto talento en sus manos, Angelina no descarta la posibilidad de lanzar una marca propia de productos, mientras arma aulas virtuales para poder -además de las clases presenciales- compartir su arte en plataformas online.