Helen y Simon Berriman, dos británicos oirundos de Bromley, Londres tomaron un crucero nudista. Para Helen, de 47 años fue un antes y un después. Solía luchar con la imagen corporal y la confianza, pero ahora soy muy diferente. Mi cuerpo es mi recipiente", aseguró.
"El crucero tenía capacidad para 2.300 personas en 11 cubiertas", contó Helen a la agencia de noticias Caters según publicó el diario estadounidense NYpost.
La pareja se embarcó en su viaje desde Tampa, Florida, navegando hacia San Martín, San Cristóbal, Antigua, Islas Turcas y Caicos, República Dominicana y las Bahamas: "Puedes estar desnudo en cualquier lugar del barco, excepto cuando atraques en ciertos puertos, y si quieres ir a cualquiera de los comedores formales".
Sin embargo, la "etiqueta naturista común" alienta a los nudistas a llevar toallas cuando quieren sentarse.
Berriman no siempre fue una defensora del nudismo hasta que conoció a su esposo en 2015, quien prefiere un estilo de vida de "ropa opcional". Ella encontró inquietante su admiración por la desnudez: "Si él quería hacerlo, simplemente no quería saber nada al respecto", dijo.
Finalmente, decidió probar el naturismo, la práctica de no usar ropa en un campamento de vacaciones o para otras actividades de ocio, cuando asistió a una clase de dibujo al revés donde todos los demás estaban desnudos. "Fue mi momento eureka, y finalmente entendí por qué a Simon le gustaba tanto. Me sentí libre", explicó.
Antes de explorar el estilo de vida desnudo, Berriman luchó por amar su cuerpo, pero ahora abraza la piel en la que se encuentra: "Solo tengo una piel, y aunque está suelta en algunos lugares, me sienta mejor que un par de jeans".
Ahora la mujer aboga por que otros prueben el naturismo, afirmando que es una experiencia liberadora.