A las ocho y media, ya de noche, un grupo de cuatro o cinco hombres, la mayoría jóvenes, tocan trompetas y otros vientos, un par de redoblantes y bombos a pocos metros de la puerta de entrada a Vista Río, el salón de la costanera central de Rosario que eligió La Libertad Avanza (LLA) para esperar los resultados electorales este domingo. “¿Son las fuerzas del cielo?”, pregunta un fotógrafo. “No creo, deben ser unos murgueros ensayando”, le responde un compañero.
En el local libertario hay música. Suena AC/DC a volumen moderado. Todavía sin voces oficiales que filtren algún dato o tendencia, no hace falta ser muy avezado para interpretar lo que se viene. Las sonrisas, miradas cómplices y algunos abrazos apresurados ya desde un par de horas antes, incluso cuando llegan figuras del espacio como el concejal electo Juan Pedro Aleart, hablan por sí mismas.
Los indicios son más claros y potentes cuando cruzan la puerta la diputada nacional Romina Diez y Agustín Pellegrini, el joven de 25 años que encabeza la lista libertaria para Diputados. Nadie quiere hablar, pero la militancia explota al verlos pasar y ellos devuelven gestos victoriosos. Suben casi corriendo la escalera hacia una sala contigua, miran hacia abajo y aprietan el puño.
Diez minutos antes de las nueve, la hora señalada para que se empiecen a conocer los datos oficiales del escrutinio, alguien va hacia la puerta y da la orden: entra la batucada, ahora la música es historia y es casi imposible hablar con alguien sin gritarle al oído. Los seguidores de Milei despliegan todo su repertorio de canciones. “A donde están, a donde están, los que decían que nos iban a ganar”, los reúne a los saltos y abrazados en el medio del local.
Le siguen “saquen al pingüino del cajón, para que vea, que los pibes cambiaron de ideas, llevan las banderas que trajo el león”, “kukas tirapiedras”, “y ya lo vé, y ya lo vé, en Santa Fe Romina Diez” y el “tiene miedo, la casta tiene miedo”. No hay solo jóvenes, pero sí son mayoría. La batucada no es libertaria, aunque alguno de los músicos simpatiza con LLA. “Nos contrataron, esto es un trabajo”, dice Fabián, uno de los trompetistas.
Hay media hora de efusividad total y ruido. Pellegrini y el resto de los candidatos se asoman a una especie de balcón y siguen a los de abajo. Todavía nadie habla, esperan que primero salgan Milei y los funcionarios nacionales, es la orden. Eso pasa cerca de las nueve y veinte. Guido Orlandi, el titular del Pami en Rosario, dirige todo como un maestro de ceremonias y le pide a técnica que proyecte en la pantalla del escenario las palabras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Muestra un mapa de Argentina con enorme predominancia del violeta y desata una segunda ola de locura. "Decían que se hundía el barco, que nos bajábamos", grita uno desde abajo. En medio de otra ronda de baile y cánticos libertarios, otros militantes entran con una gran bandera de fondo blanco y la leyenda “Santa Fe es de Milei” escrita en violeta.
Al menos un par de horas antes, en el ingreso al D7, el búnker de Fuerza Patria, dos hombres discuten sobre lo que pasa en las urnas o, al menos, de la información que les llega mediante los fiscales que pasan por otra carpa, más cerca de la esquina de Lagos y Córdoba, y dejan el conteo de las escuelas que les tocaron.
Uno de ellos, René, tiene 71 años, viene de la izquierda y empezó a militar en la época del Rosariazo. Habla del “voto antiperonista” en la ciudad que pendula entre “los radicales y ahora los libertarios”. También dice que “en el centro es todo violeta, pero en los barrios” el peronismo compensa un poco la diferencia. Eso después se va a ver reflejado en cómo queda pintado el mapa local.
En Buenos Aires hablan Diego Santilli, ganador en provincia de Buenos Aires tras reemplazar a José Luis Espert, y después el presidente Milei, que hace delirar a su gente que lo mira desde Rosario. Queda algo más: al final del discurso del mandatario le sigue una imagen de Cristina Fernández de Kirchner bailando en el balcón de su casa, donde está detenida. Momento de silbidos, insultos y el cantito “Cristina tobillera”.
Recién después suben al escenario Pellegrini, el resto de los diputados electos y Diez, la armadora de la lista con gente de su núcleo duro y una de las grandes ganadoras del domingo. El cierre es de ella y a ella le cantan "gobernadora". La batucada se va antes. Al último “viva la libertad carajo” se le pega el silencio porque ahí no se extienden las celebraciones. Vuelve la música, Callejeros despide la salida lenta y calma de la gente.
Rarezas
Rarezas de LLA. Un espacio en el que uno puede toparse, en medio de los festejos en el búnker local, con un rosarino de ascendencia italiana e irlandesa, nacionalizado estadounidense e instalado nuevamente en la Cuna de la Bandera desde hace tres o cuatro meses por razones laborales.
Se llama Agustín, tiene 49 años, lo delata una gorra roja y gastada de Donald Trump. Se pasa la noche saltando, cantando y haciendo vivos para su cuenta de Instagram, hablando en inglés. Asegura que siempre vota en las elecciones argentinas, incluso cuando está en Miami.
Su español se entiende, aunque no es tan fluido y eso complica un poco la conversación en medio del ruido. Dice que también vivió en Brasil.
No es lo único llamativo. A otro hombre también lo delata una prenda. Se pasea con una camiseta de la selección española de fútbol con el número 9 de Fernando Torres. Ante la consulta de si es de España, Eduardo responde que sí. Nacido en Valladolid hace 57 años, conoció a su actual esposa, una rosarina, en Europa y se mudaron juntos a Rosario en 2010. Tienen un comercio en zona sur.
En España acompañaba al PSOE, pero ya no. “Ahora estoy con Vox, allí el ciudadano castiga con su voto cuando el político roba”. Acá dice que “no milita” pero que apoya a los libertarios y a Milei. Habla con el entusiasmo de alguien que siente que “algo grande” está cambiando.
Está contento porque hace poco obtuvo la nacionalidad argentina y podrá votar en 2027.
Contracara
Apenas una hora y pico después del cierre de mesas, lo que se olfatea en uno de los coquetos salones de Puerto Norte, donde Provincias Unidas monta su centro de cómputos y más tarde el gobernador Maximiliano Pullaro y la ahora diputada electa Gisela Scaglia van a hablar, es una derrota que deja al espacio en tercer lugar en la provincia.
Lo que flota en el aire no es la sorpresa. Es más bien algo que se esperaba. Una mezcla de resignación con paciencia para –intentar– hacer una lectura posterior más profunda. "La gente vota distinto según elecciones. No sé si se polarizó, pero algo de eso hay", suelta un colaborador del oficialismo santafesino.
Esa primera parada, cuando el reloj toca las siete de la tarde, calibra todas las miradas hacia otros puntos de la ciudad porque los festejos van a estar lejos del barquito de papel. Si no están ahí, el Distrito Siete, bastión de Ciudad Futura y ahora de Fuerza Patria (FP) tras la unión de ese partido con parte del peronismo a nivel provincial, puede ser el lugar indicado.
Pero en Lagos y Córdoba, esta vez con una carpa armada para la prensa en plena vereda que suplanta al entrepiso del edificio usado en comicios pasados, las caras tampoco son felices. Caren Tepp, la candidata que encabeza la lista junto a Agustín Rossi, quien hizo base un par de horas antes, llega a las ocho en punto en modo mamá, empujando el cochecito que cobija a su hijo Lucas, que acaba de cumplir un año, y con Juan Monteverde, su pareja y actual concejal, unos pasos atrás.
Se abren paso entre abrazos, besos y el apoyo de la gente. Ella levanta al niño en brazos y sube la escalera hasta perderse en una sala del primer piso, donde suelen esperar los resultados. Alguien baja después a buscar el cochecito.
Afuera, militantes de La Cámpora irrumpen con bombos, banderas y redoblantes por Lagos, desde Santa Fe. Hay un grito que, por los gestos, no es de felicidad sino de cierta bronca o descarga, pero ahí están.