La mujer lo atrajo hasta el sótano de su casa y avisó a un servicio de rescate de animales salvajes. "Honestamente, no puedo decir categóricamente qué es", confesó Morgan Barron, rehabilitador de vida silvestre, explicando que, dado que podría ser transmisor de la rabia y hay sospechas de que podría tratarse de un coyote, para dilucidar el misterio se le harán unas pruebas genéticas, cuyos resultados pueden tardar de dos a cuatro semanas.

Barron agregó que la conducta de la criatura tampoco ayudó a determinar con certeza su naturaleza. "En cuanto al comportamiento, es muy tímido, muy asustadizo y nada agresivo, lo que hace que me incline por un perro", afirmó, agregando que actualmente se le mantiene aislado y está siendo tratado por sarna.