La araña gigante balsa de pantano que se creía extinta reapareció en algunos lugares gracias al trabajo de conservacionistas, se trata de uno de los arácnidos más grandes de Gran Bretaña que se alimenta de insectos, otras arañas, caballitos del diablo, larvas de libélulas e incluso peces pequeños y renacuajos. Aunque su apariencia puede ser intimidante, no son venenosas y no representan una amenaza para los humanos.
Los expertos dicen que el resurgimiento de la especie es una señal de mejora de la salud de los humedales en Gran Bretaña y una prueba de que los esfuerzos de conservación enfocados pueden salvar incluso a las criaturas más raras del abismo.
La Real Sociedad para la Protección de las Aves (RSPB) desempeñó un papel importante en la reintroducción de estas arañas y trabajó para restaurar los humedales donde prospera la especie. Gracias a estos esfuerzos, se estima que hay unas 3.750 hembras reproductoras repartidas en 12 sitios en Norfolk.
Según publicó el medio británico The Sun, los expertos insisten en que el regreso de la araña Fen Raft es algo para celebrar, no para temer. La especie juega un papel importante en el mantenimiento de la rica diversidad acuática en las acequias de pastoreo de las reservas naturales.
Con la continuación de los esfuerzos de conservación, la especie seguirá prosperando y será un ejemplo de cómo la conservación puede hacer una diferencia en la protección de la biodiversidad. Así que, aunque ver una araña del tamaño de una mano en su casa pueda producirle escalofríos, los expertos en vida silvestre insisten en que el regreso de la araña Fen Raft es algo para celebrar.