En una nota previa mostramos el impacto ambiental de la industria textil a nivel mundial. Ahora, tres profesionales analizan cuestiones ambientales, económicas y tecnológicas de esta industria.

Aspectos ambientales

La bióloga Irene Wais, magister en Ecología y docente de la Universidad de Buenos Aires con amplia experiencia en cuestiones ambientales, reflexiona sobre la situación de la industria textil.

¿Qué medidas se toman a nivel mundial para paliar la contaminación producida por la industria textil?

Existen varias organizaciones internacionales que luchan contra la llamada Fast Fashion con más fuerza que los gobiernos de los países. La llamada “moda rápida” aumenta cada día la superficie del basural de Atacama, en Chile, destinado a ropa usada o aún peor, descartada nueva por las tiendas cuando pasaron de moda la temporada siguiente. Hay múltiples videos en YouTube que lo ilustran.

¿Cuáles son las principales causas de contaminación por esta industria?

La más contaminante es la que emplea géneros y tintes derivados del petróleo porque no pueden ser biodegradados y permanecen mucho tiempo en el ambiente.  Los naturales provenientes de animales (lana) y vegetales (varios) contaminan menos, pero esa producción textil utiliza también mucha agua, además de tierras para cultivar algodón y otras fibras naturales. Por ejemplo, para fabricar una sola remera de algodón se necesitan 2.700 litros de agua dulce porque es preciso lavar la fibra y luego teñirla, además del consumo de energía. Es la cantidad que una persona bebe en dos años y medio. Confeccionar unos jeans requiere unos 7.500 litros de agua, el equivalente a lo que bebe una persona promedio en siete años. Ese es sólo uno de los varios hallazgos alarmantes de un estudio ambiental reciente que revela que el costo de estar siempre a la moda es mucho más caro que el precio monetario que pagamos por la prenda.

La industria también tiene algunos aspectos oscuros relacionados con la cuestión laboral.

Así es. Algunas grandes marcas internacionales fueron acusadas de emplear personal en negro, especialmente mujeres y niños en países “con mano de obra barata” a tal punto que se transformó en trabajo esclavo. Además, el trabajo infantil está prohibido por la Convención sobre los Derechos de los Niños de UNICEF.

Enfoque económico

María Fernanda Ghilardi es docente-investigadora en el Instituto de Investigaciones Económicas (Facultad de Cs. Económicas y Estadística, Universidad Nacional de Rosario). Consultada sobre la situación de la industria textil en Rosario, profundizó en algunos aspectos de actualidad.

¿Cómo ha evolucionado la industria textil en la Argentina y en Rosario?

La industria textil en la  Argentina tiene una dinámica volátil asociada a los vaivenes macroeconómicos del país y su política en relación al sector externo. Esa volatilidad se advirtió también en la industria textil rosarina cuyo desarrollo comienza a mediados del siglo pasado y enfrentó grandes dificultades en los setenta y los noventa, merced a la apertura de la economía. La devaluación del año 2002 y la posterior recuperación implicó un significativo crecimiento del sector que luego decayó en nivel de actividad con la crisis de 2009 y se mantuvo estancado hasta el año 2014. Entre los años 2015 y 2016 el sector mostró importantes caídas del nivel de actividad que se agudizaron posteriormente en 2018 y 2019. Con la crisis por covid-19 el sector experimentó una caída de casi el 20 % a nivel nacional y luego se recuperó significativamente en 2021. La industria textil en Rosario tuvo en el año 2022 una facturación cercana a los 14.000 millones de pesos, ello representa un 2,9 % de la facturación de la industria local y un 0,7 % de la facturación total de la ciudad.

¿Si ponemos la lupa en los últimos años?

El comportamiento del sector fue heterogéneo en los últimos cinco años. En 2019, previo a la pandemia por covid-19 la facturación real ya exhibía una caída del 14,6 %. En 2020, con los efectos de la caída de la demanda generada por la pandemia, la actividad del sector se resintió en un 16,6 %. Finalmente, los años 2021 y 2022 mostraron una fuerte recuperación de la industria textil muy superior a lo ocurrido a nivel nacional. En efecto, la facturación real de la industria textil en la ciudad de Rosario en 2021 fue 47,3 % mayor a la de 2020 y en 2022 la recuperación alcanzó el 25,3 %.

Evolución de la Industria Textil en Rosario y la Argentina.

¿Cuántas personas trabajan en el sector?

El sector tenía en 2022, según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) unos 492 puestos de trabajo registrados en el departamento Rosario, lo que representa un 0,9 % de los puestos de trabajo registrados en el total de la industria local. Dicho porcentaje resulta bastante menor a la importancia del sector en términos de facturación, lo que sería un indicio de una importante participación del empleo informal (no registrado). Asimismo, llama la atención que, mientras la facturación a valores constantes aumentó un 29 % en relación a 2018 el empleo registrado se redujo un 17 % según datos oficiales. También por la pandemia, podría haber aumentado la informalidad en el sector, ya sea través de empleo no registrado o una mayor cantidad de cuentapropistas.

El crecimiento de los últimos dos años implica un cambio de tendencia en relación al desempeño previo de la industria pero también resulta insuficiente para saber si existen factores inherentes a las estrategias de las firmas que expliquen dicho comportamiento o es una resultante de cierta recuperación del consumo y mayores restricciones a las importaciones. Rosario tiene potencialidades de la mano de la existencia de firmas importantes que aprovechan nichos de mercado con diseño y calidad, y una importante oferta de carreras vinculadas al diseño y la confección de indumentaria. 

Perspectiva industrial

La ingeniera textil Melina Ordoñez Berengust se desempeña como docente-investigadora en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Facultad Regional Buenos Aires y nos da su visión sobre la situación de esta industria en la Argentina. 

¿Se está estudiando la sustentabilidad en la industria textil en la Argentina?

Desde la universidad se desarrollan proyectos de investigación y ahora estamos estudiando fibras naturales (de soja, cáñamo, etc.). Para llevar adelante estas investigaciones se hace un relevamiento de qué es lo que hay en la Argentina y a nivel mundial. Pero en nuestro país no hay tecnología disponible para desarrollar esto, o por lo menos la industria no está disponible para realizar ese tipo de desarrollos.

¿Por qué no está disponible?

Por un tema simple de lo que es el contexto del país. Hay muchas fábricas que invierten pero lo hacen cuando saben que van a poder seguir avanzando por un camino determinado. Falta mucha investigación y desarrollo en todo lo que es sustentabilidad. Entonces, no quieren entrar en todo lo que es el I+D (investigación y desarrollo) de crear laboratorios y tratar de investigar e ir por diferentes caminos, que tal vez no los lleven a nada.

Por ejemplo, todo lo que es cuero de ananá se está desarrollando en determinados países pero hay una patente sobre eso. Si lo queremos reproducir en la Argentina tenemos que investigarlo o comprar una patente para poder desarrollarlo.

Hay muchos desarrollos afuera que vemos en la Internet pero que en nuestro país hoy no se hacen.

¿Qué es lo que hay hoy en la Argentina?

Desde lo más superficial, tenemos los negocios de economía circular. Sería similar a lo que siempre se llamó feria americana, donde uno lleva la ropa que ya no usa pero tal vez con una mayor selección de las prendas que pueden estar de moda en esa temporada para poder revender. Se está imponiendo esta moda y generan desde allí esa circulación de ropa. Lo que era feria americana quedó un poquito relegado porque allí te tomaban todas las prendas que llevabas, incluso ropa muy vieja. Pero en este proceso no se le está haciendo nada al textil en sí.

Profundizando un poco más desde este nivel tenés carteras y mochilas desarrolladas por Kaiapuni, hechas de bolsas que contenían materias primas de industria cervecera (malta) y que usan una moldería y una confección para hacer este desarrollo. Esto no se está procesando, simplemente es tomar el material, cortarlo y coserlo. Tiene cierto desarrollo pero no en cuanto a lo que a veces pensamos de la industria textil referente a proceso: cómo le coloco una sustancia química determinada a algo para generar un filamento y desarrollar esta prenda. Swahili hace algo similar: mochilas y carteras usando lonas y banners en desuso.

Si seguimos profundizando, en la Argentina, como en otras partes del mundo, hay empresas que utilizan los cortes de las telas de algodón que tienen, los trituran e incorporan en los hilados que usan para confeccionar sweaters, cardigans, etc. Ahí sí ya hay un proceso específico.

Pero estas prendas hechas con elementos reciclables tienen un problema. Al triturar el algodón u otros textiles se puede generar un peeling en las prendas. Lo ideal es un filamento continuo que al tejerlo, en el uso, no genere pelotitas ante la fricción y demás. Esta es una problemática que enfrentan las marcas textiles a nivel mundial. Una posible solución es que se genere el espacio de investigación y desarrollo para crear algún tipo de producto con el fin de que no se produzca ese peeling o pelotita superficial. 

¿Hay algún video de estas máquinas recicladoras operando? 

Sí. Hay varios en YouTube, pero hay uno en particular donde puede verse que son tres máquinas distintas. Hay una cardadora que tritura las prendas. Ahí, al rasgar la prenda se generan fibras muy cortas. Esa fibra se la hila en otra máquina, en la cual hay una especie de alma o núcleo que es un hilo largo al cual se le van adosando estas fibras cortas que van recubriéndolo. Luego a ese hilo se lo bobina para llevarlo a una maquina tejedora en la cual se teje una prenda.

No hay un invento específico en estas máquinas, todas ya existían por separado. Vas a una hilandería o a una tejeduría y vas a encontrar las mismas máquinas, o con diferente escala, en tamaños más grandes, escalable a otro tipo de producciones. El nuevo concepto, que vemos en el video, se introduce en el agrupamiento y disposición de máquinas en lo que serían estas minifábricas. Ahí se encuentra la innovación.

¿Se están usando textiles como parte de otros materiales?

Se están usando textiles en baldosas. En la Argentina no creo que esto esté todavía industrializado pero en otras partes del mundo se están haciendo prácticas. Creo que hay universidades que están haciendo baldosas con textiles, que tienen ciertas propiedades y beneficios (mayor vida útil ante un golpe, absorción de ruidos, etc.). Le da ciertas propiedades pero no se está aplicando hoy en día en la industria.

La industria textil va tratando de tener cierta sinergia con lo que sucede en materia económica, por lo menos acá en la Argentina. Hace falta muchísima investigación hasta llegar al producto final, poder hacer un prototipo y después escalarlo a nivel industrial para poder venderlo. Hoy en día en la Argentina, los desarrollos son muy superficiales y no contienen textiles específicos.

¿Las máquinas que usa hoy la industria textil podrían usarse también para estos procesos reciclables?

Las maquinarias que se usan hoy en día son para producción de un hilado determinado. Por ejemplo, el hilado de poliéster se hace con una máquina, el de algodón con otra. Las maquinarias, tanto de hilandería como de tejeduría o tintorería (teñido, terminaciones de prendas, etc.), son muy caras. En algunos casos, estamos hablando de miles o de millones y son específicas para algo determinado. Lo que veo mucho en pymes y la industria, recorriendo la provincia de Buenos Aires, es que ellos van adaptando las máquinas, generando prototipos mecánicos para poder desarrollar algo. Eso es lo que tiene la Argentina, y que tal vez en otras partes del mundo no se ve tanto; la propia innovación generada por el argentino cuando no puede conseguir la máquina o algo determinado. El desarrollo propio del industrial.

En principio suena positivo.

Hay otras cuestiones a tener en cuenta. Por ejemplo, hay un proyecto de investigación de biomateriales textiles de la UTN Buenos Aires, donde se estaba haciendo un relevamiento de la soja y cómo generar, a través de este cultivo, un filamento para poder hacer una prenda. Consultamos con una empresa que tenía ciertas maquinarias si se podrían adaptar a eso, viendo la posibilidad de hacer la investigación en esa planta que estaba cerrada. El objetivo era generar un insumo nuevo, que se pueda aplicar y sea novedoso para la Argentina e incluso se pueda exportar. Para esa persona era más sencillo tener la planta cerrada, que abrirla con todos los gastos que eso ocasiona (luz, lo que consume cada máquina, etc.) para probar algo que podría llegar a arruinar esa maquinaria. En este caso, estaríamos probando materiales de soja que podrían tapar alguna boquilla u otra parte, lo que implicaría llamar a un servicio técnico que no está en el país (las máquinas son italianas, alemanas, japonesas) y es muy caro.

Entonces, volviendo a tu pregunta, las maquinarias son muy costosas. A nivel global hay desarrollos pero todavía es poco y no está al alcance de todos. Hay mucha patente de por medio, creo que ahí es donde tenemos que explotar a nivel país la innovación y la investigación.

Cuando vemos que se habla de la sustentabilidad nos encanta pero todavía no está tan desarrollada en la industria textil y falta mucha investigación. Hoy hay grandes marcas que venden artículos con la inscripción “fibras reciclables” y creo que va a haber avances en los próximos años para mejorar tanto las prendas como los procesos, que es lo que todavía está desarrollándose.

¿Las políticas públicas podrían ayudar en ese sentido?

Creo que algo clave es la vinculación entre la industria y todos los organismos que tienen investigadores. Algunos estaremos de acuerdo o no, respecto de que el Estado intervenga en esa vinculación pero creo que ayuda bastante. Sobre todo viendo el impacto de las vinculaciones en la industria. Espero que a mediano o largo plazo ya no se necesite del Estado sino que se genere una sinergia entre industria e investigación.

Claudio Pairoba es es bioquímico, farmacéutico y doctor por la Universidad Nacional de Rosario. Master en Análisis de Medios de Comunicación y Especialista en Comunicación Ambiental. Miembro de la Escuela de Comunicación Estratégica de Rosario y la Red Argentina de Periodismo Científico. Acreditado con la American Association for the Advancement of Science (Science) y la revista Nature.

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