Su hija Sol desde pequeña lo acompañaba a los partidos de la Liga y mientras papá dirigía con pasión en la baby fútbol, ella se dedicaba a dibujar sin parar. Así lo cuenta Juan Pablo en diálogo con Rosario3.

"Comencé a dirigir cuando Sol tenía un año. A los cuatro años, sus papás se separaron pero siempre estaba presente, aunque se quedaba con su mamá. Estudió trabajo social y en el 2014, luego de 14 años de esperarla, vino a vivir conmigo. Un 29 de octubre del 2015, con 19 años, le diagnosticaron cáncer linfático", resumió el hombre, con la emoción a flor de piel. 

En San Pedro, una ciudad chica que se parece más a un pueblo grande, crecieron rápidamente los rumores sobre la enfermedad de Sol y eso afectó a la familia. "Nunca pude contar esta historia en primera persona, ella siempre escribía pero no más que eso", confesó Juan.

Sol se sometió a 12 quimios desde el 11 de mayo hasta el 12 de agosto, con 15 sesiones rayos. "Como papá pensé que me iba a volver loco porque uno no quiere ver sufrir a los hijos. Muchos chicos no salieron y eso no me lo voy a olvidar nunca; siempre me acuerdo de ellos, uno no está preparado para cosas así", relató.

No hay final del juego si el corazón sigue en la cancha

Su hija se formó en una escuela católica de San Pedro y, aunque Juan Pablo renegaba de algunas ideologías, este cambio drástico lo puso "más místico". "El arbitraje es muy denso pero en el medio del partido me ponía a rezar por situaciones que podían pasar. Cuando Sol se enfermó, mi único lugar tranquilo era la cancha", aseguró. 

El partido final 

"La promesa era que si se curaba, dejaba de dirigir", dijo con firmeza Juan Pablo. Su hija fue dada de alta el 3 de junio pasado y el apasionado árbitro sintió que se terminaban dos historias a la vez: la de la enfermedad de su hija y la del arbitraje. Pero fue la joven quien tranquilizó a su papá con dulces palabras: "Papi, el diagnóstico fue un 29 de octubre, asi que tenés tiempo para vivir el proceso de cierre", le propuso. 

"En el arbitraje no te curas nunca. Cuando te retirás, seguís teniendo esa pasión. Cuando miro un partido sólo quiero que le vaya bien al árbitro", dijo emocionado.

El 29 de octubre pasado llegó el ansiado y a la vez complicado momento para Juan Pablo. En la Liga Sanlorencina, en la cancha de Colón de San Lorenzo que recibía a Sebastián Gaboto, le puso fin a su carrera como árbitro. Su hija estuvo presente y un público emocionado lo ovacionó en el pitazo final.

"Sin dudas, es un momento que voy a recordar siempre. También agradezco a mis compañeros, de la Cooperativa de Árbitros Integrados de Rosario y La Región, quienes me acompañaron en este momento tan emotivo. A Juan Carlos Díaz, Bruno Albornoz, Ariel Ayala y Rubén Ibañez", dijo en el final de la charla.