Que los gatos son curiosos, no es novedad. Tampoco que les gusta “esconderse” en lugares con en fin de evitar el ojo humano. Pero, a veces, esa costumbre les juega en contra.
Eso le pasó a Félix, el michino que se acomodó de incógnito en el lavarropas de la casa y terminó con un lavado seguido de centrifugado de 40 minutos.
Stefani Carroll-Kirchoff, una vecina de Nueva Jersey (EE.UU.), dejó abierta la puerta del electrodoméstico. Luego, la cerró y programó el lavado, sin darse cuenta de que su gato estaba adentro, en plena siesta.
Cuando mujer volvió a su casa, escuchó un maullido al mismo tiempo que notó una patita moviéndose entre la ropa, informa SDPnoticias.
Con su mascota maltrecha, Stefani se dirigió a una clínica veterinaria. Por entonces, Félix no podía ver y tenía dificultades para respirar, porque sus pulmones estaban llenos de agua. Ahora está recuperándose.
Para poder hacer frente a los costos del tratamiento, la mujer abrió una cuenta en GoFoundMe.