La etóloga británica Jane Goodall falleció a los 91 años, en California y por “causas naturales”, según confirmó el Instituto Jane Goodall mediante un comunicado difundido en sus redes sociales. Goodall fue un personaje profundamente influyente en los movimientos ecologistas y animalistas del siglo XX.

La naturalista fue una referencia ética y muchas veces terció en los grandes debates morales del siglo XX. Este mimo año se refirió por ejemplo al genocidio en Gaza, al asegurar que la mantenía despierta por las noches, al igual que otros conflictos como la guerra en Ucrania o la crisis humanitaria en Sudán.

Dedicó su vida a conocer, proteger y dar voz a los grandes simios. Con una mezcla rara de rigor científico y profunda empatía, transformó la primatología: demostró que los chimpancés usan herramientas, estableció vínculos íntimos con sus sujetos de estudio y rechazó lecturas simplistas que separan al ser humano del resto de los animales.

 Jane Goodall forjó su vínculo con África y los chimpancés durante un viaje a Kenia a sus 23 años.

Su trabajo en Gombe redefinió los métodos etnográficos en biología y abrió la puerta a investigaciones que integran comportamiento, ecología y conservación. Goodall no solo aportó datos pioneros sobre socialidad, comunicación y cultura en chimpancés, sino que enseñó a generaciones de científicos y activistas a observar con paciencia, respeto y humildad.

Fue una comunicadora excepcional: escribió libros accesibles que llevaron la ciencia al gran público, participó en documentales y conferencias y supo convertir datos en narrativas que conmueven e inspiran.

En 2022 se mostró esperanzada por el activismo de las generaciones jóvenes, e incluso celebró la repercusión de figuras como la de Greta Thunberg, aunque dejó claro que el tono de la activista sueca no es su estilo.

“Yo creo que la rabia está bien, pero debemos canalizar esa rabia hacia cambiar el mundo. Creo que necesitamos a gente como Greta, pero no es mi estilo… Creo que el cambio de la gente debe ser desde su interior. Y estar enfadados y acusando a la gente no necesariamente la cambiará en su fuero interno”, expresó.

Y concluyó: “Pero estamos en una situación tan grave que pienso que probablemente necesitemos ambos estilos. Y no hay duda de que Greta ha concienciado a la gente”.

La trayectoria profesional de Goodall comenzó lejos de la disciplina científica. Nacida el 3 de abril de 1934 en Londres, su primer contacto con estos animales se remonta al segundo cumpleaños, cuando recibió un chimpancé de peluche llamado Jubilee.

Sin embargo, su vínculo con África y los chimpancés se forjó a los 23 años, durante un viaje a Kenia en el que portaba únicamente un título de secretariado y experiencia en una compañía de documentales. Allí conoció al antropólogo Louis Leakey, quien la invitó como asistente a la garganta de Olduvai, en busca de restos fósiles y pistas sobre los ancestros humanos.

El verdadero punto de inflexión de su carrera se produjo cuando Leakey la envió en 1960 al Parque Nacional de Gombe, en Tanzania, acompañada de su madre, para vivir rodeada de chimpancés en plena naturaleza. Según relataba Goodall en un documental de National Geographic de 2017, Leakey esperaba que el estudio de los chimpancés arrojara luz sobre la prehistoria del ser humano.

Durante esta investigación, Goodall identificó una conducta hasta entonces desconocida: los chimpancés empleaban palitos de madera para extraer termitas de sus nidos y también cazaban pequeños mamíferos para alimentarse, lo que desafiaba la creencia ampliamente aceptada de que eran herbívoros y ajenos a la fabricación de herramientas.

 Goodall encontró en el comportamiento de los chimpancés un modo de comprender la evolución humana.

Jane Goodall plasmó su trabajo en numerosos libros y documentales que combinan observación científica con narración íntima: entre sus obras destacan relatos de campo como In the Shadow of Man y Through a Window, que describen el comportamiento de los chimpancés y los cambios ecológicos en Gombe, además de textos divulgativos y programas educativos dirigidos al gran público.

Sus documentales y apariciones en filmaciones de campo mostraron con imágenes directas el uso de herramientas, las redes sociales y las emociones de los chimpancés, impulsando campañas audiovisuales del Jane Goodall Institute y proyectos como Roots & Shoots, que llevaron su mensaje de conservación a audiencias internacionales.