Lisboa vive horas de conmoción tras el grave accidente ocurrido este miércoles en el Ascensor de Gloria (Elevador de Glória), uno de los funiculares más emblemáticos de la capital portuguesa, que se saldó con al menos 15 muertos y 18 heridos, cinco de ellos en estado grave, después de que el vehículo descarrilara y quedara aplastado contra un edificio en una curva.

La Fiscalía portuguesa confirmó que ha abierto una investigación “para efectos de preservación de las pruebas” y con el fin de esclarecer las causas del siniestro, tal como marca la ley en este tipo de situaciones. De momento, las autoridades no han precisado qué provocó el descarrilamiento ni han confirmado la nacionalidad de las víctimas.

El Gobierno de Portugal decretó un día de luto nacional para este jueves, 4 de septiembre, en memoria de los fallecidos. El primer ministro, Luís Montenegro, expresó la “profunda consternación y solidaridad” del Ejecutivo con las familias afectadas, y canceló toda su agenda salvo una videoconferencia internacional y la reunión semanal del Consejo de Ministros.

La tragedia desató un amplio operativo de emergencia en el centro de Lisboa. Los bomberos recibieron la primera alerta a las 18:08 hora local (17:08 GMT), y hasta la zona —entre la Praça dos Restauradores y el mirador de São Pedro de Alcântara, en Barrio Alto— se desplazaron decenas de ambulancias, camiones de bomberos y efectivos policiales, mientras cientos de turistas y curiosos se agolpaban en el lugar.

El accidente se suma a una larga lista de tragedias vinculadas a funiculares y teleféricos en distintas partes del mundo, muchos de ellos en enclaves turísticos. El más mortífero ocurrió en 2000 en Kaprun (Austria), cuando un incendio en el funicular que ascendía al glaciar de Kitzsteinhorn causó 155 muertes. Más recientemente, en abril de este año, tres turistas murieron en un teleférico de Castellamare di Stabia, cerca de Nápoles, al romperse un cable de la línea que ascendía al monte Faito.

Otros siniestros destacados incluyen los ocurridos en India (2003 y 2022), Austria (2005), Pakistán (2017), Italia (2021), Colombia (2022) y Turquía (2024), lo que evidencia la vulnerabilidad de este tipo de transporte, muy popular en zonas turísticas y de difícil acceso.

Portugal, que ahora llora a sus víctimas, busca esclarecer cómo un símbolo patrimonial y turístico de Lisboa terminó convertido en escenario de una de las mayores tragedias urbanas de los últimos años en el país.