El Ejecutivo rosarino presentó un proyecto en el Concejo para encontrar una solución a la falta de mantenimiento de decenas de inmuebles de gran valor patrimonial, los cuales se encuentran catalogados y no es posible su intervención, y en muchos casos manifiestan graves procesos de deterioro. Se trata del nuevo plan de sostenibilidad patrimonial.
Tal como adelantó el periodista Mariano Galíndez hace dos meses en Rosario3, la propuesta, conocida como “canje de altura” es que los desarrolladores podrán obtener un certificado para construir esa altura que no pueden levantar en las viviendas históricas, en otro corredor, a cambio de que con su inversión estas sean mantenidas.
El subsecretario de Planeamiento municipal, Pablo Florio, explicó en diálogo con La primera de la tarde (Radio2) que “el proyecto apunta a generar una herramienta para preservar y mejorar la sostenibilidad del patrimonio arquitectónico de la ciudad, a través de distintas alternativas de financiamiento”.
La propuesta consiste en generar una reconversión del catálogo existente de propiedades históricas, que hoy asciende a 5.656, y “de ese catálogo, solo 66 de las propiedades tienen protección total, pero a su vez, ninguna de estas tiene la posibilidad real de ser mantenida por sus propietarios, y al ser catalogadas, quedan casi por fuera del mercado inmobiliario”, detalló Florio.
La propuesta que comienza a debatirse esta semana en el Concejo busca simplificar el catálogo y aumentar la cantidad de propiedades preservadas, así como “crear una alternativa de financiamiento concreto para que puedan insertarse al mercado inmobiliario, y de esa forma obtener los recursos para su mantenimiento”.
Hay bienes patrimoniales que son de una forma las grandes joyas de la ciudad. Son 66 en total, y de estos, solo el Monumento a la Bandera y la Catedral están catalogados como 1A. “Pensamos que hay más de esas joyas, y calculamos que pasarán de ser 66 a 120”.
La solución en una herramienta de transferencia
El subsecretario de Planeamiento explicó entonces que la idea es que sobre esas propiedades se pueda construir una herramienta que es usada en el mundo, llamada Derechos de Edificación Transferibles (DET).
“La intención es que esas propiedades que no estuvieran catalogadas y estén en el área central, podrían haber construido planta baja y ocho pisos, pueda vender esa edificabilidad, y quien la compra, la utilice para construir en otras zonas de la ciudad que sean de interés municipal para su desarrollo. Y la condición fundamental es que el dinero de la compra de esa edificabilidad vaya al mantenimiento de la propiedad, y a partir de ahí funcione como parte del mercado inmobiliario”, estableció Florio.
Destacó entonces que el inmueble que era cine Imperial en calle Corrientes al 800 “es un ejemplo de lo que no queremos suceda, ya que fue declarado en ruina”.
Recordó entonces que “todo propietario debe mantener un inmueble, y si no puede mantenerlo, lo vende. En los inmuebles de patrimonio de categoría 1, es importante generar herramientas reales para que puedan ser mantenidos, vendidos y desarrollados. Otra opción, en los de categoría 2 la idea es que se pueda desarrollar en ese lote un edificio detrás y convivan la nueva y la vieja edificación”.