Las tres personas que fueron detenidas el sábado pasado en el bar La Tía rindieron cuentas ante la jueza Eleonora Verón por la tenencia de armas y la presunta venta de drogas en los alrededores del comercio, que fue clausurado por la Municipalidad en medio de un impresionante despliegue policial.
Por disposición de la magistrada, los dos hombres detenidos pasarán las fiestas en prisión (hasta el 18 de febrero), mientras que la mujer recuperó la libertad bajo reglas de conducta.
El viernes por la noche, el "bar americano" de Eudoro Carrasco al 3000 –conocido por la venta de sangría en jarra– fue sitiado por policías federales y provinciales en el marco de una causa por narcomenudeo a cargo del fiscal David Carizza. El secuestro de drogas fue escaso, pero durante las requisas en el comercio los uniformados hallaron once armas de fuego –en su mayoría escopetas y revólveres– sin documentación respaldatoria.
Detrás de los policías llegó un pelotón de agentes municipales que le asestó un duro golpe al antro de La Florida: se incautaron de todas las bebidas, dinero y mercadería, y colocaron la faja de clausura tras varios intentos previos frustrados.
En medio del ampuloso operativo, esa noche tres personas fueron detenidas, y en las últimas escucharon los cargos en su contra.
Joel Sebastián C., de 34 años, fue acusado de tener en el depósito del bar dos escopetas, dos revólveres calibre .38, otro .32 y un .22, además de 163 municiones de distintos calibres. También se le imputó la tenencia de dos rifles de aire comprimido (de venta libre) y “material estupefaciente con fines de comercialización” por apenas 17 gramos de flores de marihuana distribuidas en dos frascos.
Walter Javier E., de 48 años, fue imputado por la tenencia de 4.5 gramos de cocaína distribuidos en nada menos que 16 envoltorios. Pese a la escasa cantidad, para la Fiscalía la droga estaba destinada a la comercialización, y la jueza avaló ese planteo. El hombre había sido detenido en Carrasco al 3000.
A Joana B., de 35 años, se le atribuyó haber tenido bajo su esfera de poder, sin contar con la debida autorización, en el bar La Tía, tres escopetas, una pistola calibre .25, un revólver .44 y 37 municiones de distintos calibres. La mujer quedó en libertad.