La secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe reactivó la búsqueda del paradero de Bruno Gentiletti a partir del pedido expreso de su familia. Hace 23 años que se perdió su rastro, cuando disfrutaba de un día de sol y río con su familia en La Florida. Entonces tenía 8 años y jamás, en todo este tiempo, sus padres y sus hermanos dejaron de buscarlo. En el acto del 27 de febrero en Rosario, Marisa Olguín, la mamá de Bruno, le entregó en mano al presidente Alberto Fernández una carta con su pedido.

Ahora, la secretaría de Derechos Humanos provincial, lanzó un pedido de colaboración para encontrar a Gentiletti.  En tantos años, el niño se convirtió en un hombre de 31 años y por lo tanto las características físicas cambiaron mucho. Sin embargo, pueden seguir siendo pistas válida una cicatriz de tres centímetros en el omóplato derecho y el tabique de la nariz apenas desviado por una operación realizada ocho meses antes de su desaparición.

Se cuenta con tres imágenes de Bruno Gentiletti, dos del año 1997 actual a su desaparición, y una tercera actualizada a partir de una técnica de progresión de edad que da cuenta de cómo habría sido su rostro alrededor de los 17 años.

Quien pueda aportar datos, debe comunicarse al (0342) 155 357 756 o al (0342) 156 157 372.

Así podría llegar a verse Bruno hoy.

 

Bruno, el chico que desaparece cada día de injusticia

Bruno tenía apenas ocho años cuando fue visto por última vez el 2 de marzo de 1997 en el balneario La Florida mientras estaba con su familia. Era domingo y habían ido desde Las Rosas a pasar el día para festejar el cumpleaños de uno de sus cuatro hermanos, Franco, que había sido el miércoles pero una lluvia torrencial obligó a la familia a cambiar la fecha de la salida.

Su mamá nunca creyó en la hipótesis del ahogamiento. Tampoco Prefectura porque, tarde o temprano, el río saca a flote los cuerpos.

La desaparición de Bruno se investiga ahora justamente como una desaparición. La causa estuvo archivada en los Tribunales provinciales más de una década. Recién en 2007 cambió la carátula: pasó de búsqueda de paradero a desaparición, un delito que no prescribe, y que debería ser investigado por la Justicia federal, hasta que aparezca Bruno o hasta que aparezcan sus restos.