Después de tres días de cierre tras el millonario robo de joyas que lo convirtió en noticia internacional, el Museo del Louvre volvió a recibir al público, con más vigilancia y promesas de modernizar los sistemas de seguridad.
Sin embargo, la reapertura no fue total: la Galería de Apolo, donde ocurrió el motín, permanecerá cerrada “por un tiempo”, según informaron las autoridades. Aun así, el museo abrió a su hora habitual, las 9, y cientos de visitantes hicieron fila para ingresar por la pirámide de acceso.
Las autoridades confirmaron que se reforzarán los controles de seguridad, fuertemente cuestionados durante estos días.
La magnitud del escándalo llevó al presidente francés, Emmanuel Macron, a solicitar que se aceleren las medidas de protección.
“El presidente es consciente de la conmoción, la indignación y la incomprensión que el robo generó en parte de la población, y pidió que presentemos medidas para acelerar su implementación”, explicó Maude Bregeon, portavoz del gobierno.
Por su parte, los investigadores indicaron que las ocho joyas de la corona francesa sustraídas el domingo pasado tienen un valor estimado de 88 millones de euros, aproximadamente 102 millones de dólares. “Es un monto extraordinariamente alto, sin precedentes, que no puede compararse con pérdidas históricas anteriores”, señaló la fiscal de París, Laure Beccuau.
La fiscalía de París abrió una investigación por robo organizado y asociación delictiva, a cargo de la Unidad de Investigación Criminal, con apoyo de la Oficina Central para la Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales.