Colombia condenó los bombardeos aéreos de Estados Unidos contra embarcaciones presuntamente involucradas en el tráfico de drogas frente a la costa de Sudamérica y pidió a Washington que detenga de inmediato nuevos ataques en el Pacífico y el Caribe.
La petición llegó después de que Pete Hegseth, el secretario de Defensa estadounidense, anunciara el miércoles dos nuevos ataques en el Pacífico, los primeros en esa zona, que dejaron al menos cinco muertos. Según cifras de Estados Unidos, desde comienzos de septiembre se cometieron ya al menos nueve ataques, que habrían causado 37 muertos. Un amplio espectro de expertos señaló que estas acciones están fuera de la ley.
“Colombia hace un llamado al gobierno de Estados Unidos a que cese estos ataques y lo insta a respetar las normas que dicta el derecho internacional”, afirmó la Cancillería en un comunicado difundido el miércoles por la noche, donde instó a dialogar “a través de los canales diplomáticos para aclarar este tipo de situaciones y que se adopten estrategias integrales y efectivas para continuar conjuntamente con la lucha contra la droga en la región”.
Gustavo Petro, el presidente colombiano, fue más duro en sus palabras en redes sociales: “Es un asesinato. Sea en el Caribe o en el Pacífico la estrategia del gobierno de EE.UU., rompe las normas del derecho internacional”.
Washington había explicado inicialmente que la campaña, lanzada el 2 de septiembre, apuntaba a golpear a los cárteles que operan desde Venezuela.
Donald Trump justificó los ataques alegando que Estados Unidos se hallaba en un “conflicto armado” con los narcotraficantes, mientras que Nicolás Maduro lo acusó de buscar un golpe de Estado: “No al cambio de régimen, no a los golpes de Estado dados por la CIA”.
Los ataques estuvieron acompañados de un importante despliegue militar estadounidense en el Caribe, que incluye destructores equipados con misiles guiados, cazas F-35, un submarino nuclear y alrededor de 6.500 efectivos.
La decisión de extender las operaciones al Pacífico –y de atacar embarcaciones colombianas– agravó aún más las tensiones en la región y desató temores sobre cuáles podrían ser los próximos pasos de la administración estadounidense, publicó la analista Harriet Barber en el diario The Guardian.
Elizabeth Dickinson, analista sénior del International Crisis Group, señaló que lo que comenzó como una campaña de presión contra Venezuela “rápidamente está extendiendo sus tentáculos por el resto de la región”.
Los ataques deterioraron las relaciones entre Estados Unidos y Colombia, tradicionalmente aliados. Ambos países compartían desde hace años inteligencia para interceptar cargamentos de cocaína en aguas internacionales y desmantelar las redes criminales responsables. Según un sitio oficial del gobierno, Estados Unidos suministró más de 740 millones de dólares en ayuda a Colombia en 2023.
Trump respondió a las críticas de Petro calificando a su par colombiano de “matón” (thug), “un tipo malo” (bad guy) y “productor de drogas”.
Los ataques a las embarcaciones también recibieron cuestionamientos de otra líder latinoamericana con relaciones complejas con Estados Unidos: Claudia Sheinbaum, la presidenta de México, quien pese a haber colaborado con la administración de Trump en seguridad fronteriza y comercio, criticó las operaciones el jueves. “Obviamente no estamos de acuerdo”, dijo Sheinbaum. “Hay leyes internacionales de cómo tiene que operarse frente a un presunto transporte de droga de manera ilegal o armas en aguas internacionales, y así lo hemos manifestado al Gobierno de Estados Unidos”.
Funcionarios de la administración Trump publicitaron los ataques –que en su mayoría se habían dirigido a embarcaciones cerca de aguas venezolanas– como una operación contra el narcotráfico. Sin embargo, coinciden con la creciente presión estadounidense sobre Maduro, y Trump confirmó públicamente que autorizó operaciones encubiertas de la CIA dentro de Venezuela.
Estados Unidos enfrenta su peor crisis de drogas en la historia, con cerca de 100.000 estadounidenses muriendo cada año por sobredosis, en su mayoría por fentanilo y otros opioides. Ese fentanilo sintético se produce en gran medida en laboratorios de China y México antes de ser introducido en Estados Unidos por la frontera sur, según un informe de The Council on Foreign Relations.
Colombia, en cambio, produce prácticamente nada de fentanilo, pero sigue siendo el principal abastecedor mundial de cocaína, con cultivos y producción en niveles récord, según Naciones Unidas. La droga se trafica principalmente por el corredor marítimo del Pacífico, donde luego se entrega a cárteles mexicanos, o se traslada por tierra hasta Ecuador para ser exportada en contenedores –a menudo camuflada entre envíos de banana–; alrededor de una cuarta parte también se introduce por el Caribe, según un informe de 2019 de la DEA.
Ecuador no produce cocaína, pero se ha convertido en un nodo clave de tránsito en los últimos años, al recibir además cargamentos desde Perú y Bolivia. Una pequeña proporción se mueve por vuelos clandestinos, frecuentemente con rutas que pasan por Venezuela hacia México o Centroamérica.
Incluso si Estados Unidos estuviera en lo cierto al afirmar que las embarcaciones atacadas transportaban drogas, “se trataría de traficantes de bajo nivel, los menos dentro de la organización”, afirmó Dickinson. “Atacarlos tendría poco o ningún efecto material sobre el real tráfico de drogas hacia Estados Unidos u otros destinos”, añadió en diálogo con The Guardian.
Un ataque de mediados de septiembre mató a un pescador colombiano llamado Alejandro Carranza, según dijeron Petro y la familia del hombre.“¿Por qué le fueron a arrebatar la vida así como se la arrebataron?”, preguntó Katerine Hernández, esposa de Carranza, que negó también que su marido fuera narcotraficante.
El miércoles, Trump sugirió que pronto ordenaría ataques contra objetivos en tierra, alegando que los bombardeos habían empujado a los contrabandistas a utilizar rutas terrestres. Añadió que “probablemente volvería al Congreso y explicaría exactamente lo que estamos haciendo” antes de actuar. “Los golpearemos muy duro cuando ingresen por tierra”, dijo Trump. “Aún no han experimentado eso, pero ahora estamos totalmente preparados para hacerlo”.