Las fulguraciones solares son erupciones de radiación electromagnética que viajan a la velocidad de la luz, cuyo aumento puede tener un efecto en la ionosfera de la Tierra, una región de la atmósfera que contiene partículas cargadas eléctricamente. Si son lo suficientemente fuertes, son capaces de interrumpir las comunicaciones de radio de alta frecuencia.

La llamarada fue calificada como relativamente débil, perteneciente a la clase C9.3. Las erupciones se clasifican por cuatro letras que aumentan en fuerza desde B, C, M a X, más una cifra de subdivisión del 1 al 9. Normalmente, solo las erupciones de clase M o superior pueden tener consecuencias notables en la Tierra.