Una aldea de pescadores situada en una península oceánica de 8 km de extensión se tornó internacionalmente conocida después de la rápida visita de Brigitte Bardot. Eran los años 60. De allí para acá muchas cosas cambiaron en Armação dos Búzios. La pequeña aldea se emancipó de Cabo Frio y se transformó en una ciudad de más de 30.000 habitantes, con una rica gastronomía, marcas famosas y casas de veraneo de altísimo padrón. Pero, la esencia y el estilo mágico de vida Buziano continúan siendo los mismos. Una temperatura media de 24 Cº, una brisa constante, pocas lluvias y sus 26 playas paradisíacas hacen de esta Armaçao una propuesta a una vida más relajada y descontracturada. Una entrada al mar entre una actividad y otra es siempre posible.
Están las que llegan distraídas y usan tacones altos para una salida nocturna por la famosa Rua das Pedras, repleta de bares y restaurantes. Sin embargo, ante la dificultad de caminar es importante lleva las sandalias en las manos, y los pies descalzos desfilarán sobre las piedras irregulares, bien al estilo de lo que la ciudad propone.
El clima de la Saint-Tropez brasileña, como es conocida, atrae argentinos desde los años 70, época en que la mejor propaganda era la de “boca a boca”. Muchos de ellos se establecieron aquí y otros vinieron a pasar vacaciones y nunca más se fueron. Hoy el 15% de la población buziana es de extranjeros. Además de argentinos hay franceses, italianos, ingleses, portugueses etc. Se hablan en la península 25 idiomas. También la llaman de Torre de Babel.
Uno de los viajeros que aquí llego es Mario José Paz. Nacido en Rosario, el joven abogado, cinéfilo compulsivo y viajante vino a Búzios en 1978 a visitar a un amigo para unas vacaciones de 10 días que ya duran más de 40 años.
Tres años después de su desembarco en la aldea, Mário José, orientado por su querido amigo Gato Dumas inauguró la Vila do Mar, una posada en el centro de Búzios que ofrece una auténtica experiencia del estilo de vida buziano. Con su pasión por el arte naif brasilera, la posada es una verdadera galería en la que cada objeto de su colección tiene una historia para contar. Nada en ella es casual.
No obstante, faltaba una parte esencial en la vida del Rosarino: el Cine. En 1994, Mario coloca todas sus economías, moviliza los ciudadanos y construye el Gran Cine Bardot. Para viabilizar el proyecto se crea el Búzios Cine Festival, hoy el evento más antiguo de la ciudad y que ya está en su 26ª edición. El festival de cine colocó a Búzios, después de Brigitte, nuevamente en las proyecciones internacionales del cine y, desde entonces, la península vive el charmé cosmopolita y la simplicidad de una villa de pescadores. Carlos Saura, Bernardo Bertoluchi, Leonardo di Caprio, Javier Bardem entre otros tantos así lo certificaron.
La Vila do Mar y el Gran Cine Bardot quedan a pocos metros de la Rua das Pedras y de la Orla Bardot, donde están localizados los mejores bares y restaurantes de la ciudad. También a 50 metros da Praia do Canto y con fácil acceso a otras tantas playas de la península. Se debe conocer todo esto.