“No podemos seguir nuestras vidas sin buscarlo”. Sí, así es la vida de la familia Gentiletti. La búsqueda de Bruno es permanente, a pesar de que no hay rastros del chico que tenía 8 años cuando fue visto por última vez en La Florida y ahora estaría por cumplir 21.

“Está”, corrige su madre Marisa Olguín, que a punto de cumplirse 12 años del hecho que cambió su vida para siempre, tiene la seguridad de que Bruno vive.

Marisa estuvo este viernes en los estudios de Canal 3, donde fue entrevistada para el programa De 12 a 14, junto con tres de sus hijos, Martín, María Belén y Franco, que la acompañan en la búsqueda y no se resignan a la idea de que acaso no vuelvan a ver a su hermano.

Todos ellos, su padre y su hermana Gisela estaban en la Florida el día de la desaparición de Bruno, el 2 de marzo de 1997.

El último que lo vio fue Franco, que jugaba con Gisela en unas camas elásticas. “Bruno se alejó para ver un tobogán y volvió porque alguien le había dicho que estaba cerrado”, recordó. Igual, los invitó a él y Gisela a volver hacia allí, pero ellos prefieron seguir saltando en las camas elásticas.

Franco no se preocupó al principio porque su hermano se demoraba. Tampoco sus otros hermanos que, como recordó Belén, sabían que era “muy curioso” y confiaban que ya iba a volver. Pero empezó a correr el tiempo y la angustia.

Después la historia es conocida: una búsqueda infructuosa, el dolor de una familia y una causa que se cerró sin resultados.

Ni su mamá ni sus hermanos arriesgan qué puede haber pasado. Pero todos conservan la esperanza y la voluntad de buscarlo.

Marisa lo explica con toda crudeza: “No podemos seguir la vida sin buscarlo”. Y dice que no acepta la hipótesis de que se pudo haber ahogado. Claro, la incertidumbre puede ser peor. “Si me hubiesen traído un cuerpo, quizás me hubiera resignad”, afirmó.

Pero en esa pelea continua, Marisa le acercó una nota el miércoles a cristina Kirchner y ayuda a otras madres que pasan por lo que ella pasó hace doce años.

Lo tremendo es que revive lo mismo y no sólo por el dolor, sino también por la ineficiencia de quienes deben investigar. Por eso, llamó la atención sobre la incoordinación y desidia de las fuerzas de seguridad; es increíble que siga pasando”.

Consultada sobre qué le diría a Bruno si supiera que lo está escuchando, entonces sí hizo sabér cuál es sú última esperanza: “Yo creo que no está en Argentina, que está muy lejos. Confío en que a partir de la mayoría de edad pueda dar con nosotros. Que sepa que jamás dejamos de buscarlo; que no supimos cómo llegar pero que siempre lo buscamos”.