Orlando Antonio Espip, conocido como el Turco, tenía por entonces 20 años y una gran pasión por Central. Había roto el alambrado e ingresado a la cancha para increpar al árbitro tras el partido, pero cuando vio que los mendocinos marcaban el tercero, no dudó en adelantar su irrupción al rectángulo de juego y frenar la pelota antes de que se meta en el arco. Y hasta salió jugando con la cabeza levantada.
Fue el 18 de octubre de 1967. Hoy, a 40 años del curioso, anecdótico e histórico suceso, el Turco lo recuerda con simpatía. “En este momento, siendo las 15.30, exactamente 40 años atrás ya había salvado el gol”, señaló este jueves por la tarde en Radio 2.
“Había entrado para increpar al árbitro, porque nos cobraba todo en contra. Hice un boquete, porque en la cancha vieja había alambrado. Hoy, a veces me suelen decir que tengo que entrar de nuevo, pero ahora hay foso”, bromeó Espip en diálogo con Alberto Lotuf.
El famoso simpatizante sigue yendo a la cancha, donde, asegura, lo “respetan” y le recuerdan siempre el hecho que protagonizó.
Pero en el día de este particular aniversario se mostró sorprendido por la repercusión de su picardía a la distancia: “Me han llamado hasta de una radio de Córdoba, no lo puedo creer… Mientras no me llamen de Mendoza, todo bien”, dijo, en alusión a quien fue el rival de aquella tarde.
Luego del suceso, el partido en el Gigante siguió y Poy se perdió el gol de la igualdad. “Si lo hacía, medio empate era mío”, tiró alguna vez el Turco. Pero el resultado terminó siendo tan anecdótico como su travesura.