Todas las miradas apuntan acusatorias a Javier Castrilli, subsecretario de Seguridad de Espectáculos Futbolísticos de la Nación, luego del suave castigo que recibió River tras los serios incidentes producidos por su barra brava en la tribuna ante Arsenal. El abogado Juan Manuel Lugones, que la semana pasada lo denunció por incumplimiento de los deberes de funcionario público a raíz de esos hechos de violencia, salió a decir que “con esta leve sanción se envían señales muy peligrosas".

"Castrilli pasó de ser el árbitro que garantizaba la justicia deportiva a los clubes chicos, a ser el funcionario que garantiza la impunidad de los clubes grandes", acusó el letrado, y ejemplificó: "A los barras de los equipos grandes se les da a entender que les está permitido matarse en las tribunas y que la Policía no va a intervenir, porque el propio Castrilli dijo que no interviniendo la Policía se evitó una tragedia".

Además, consideró que sanciones como ésta dejan en claro que "los barras pueden generar incidentes sin que perjudiquen deportivamente a los clubes y a los dirigentes que los financian".

"Sacan pecho y no les tiembla el pulso para sancionar a Nueva Chicago con un año de suspensión del estadio, pero se achican ante River, el club que reconoció tener como empleados a algunos de sus barras en la famosa política de inclusión de Aguilar y que habrían generado una batalla anunciada y televisada a todo el país", añadió Lugones.

Por los incidentes sucedidos el domingo 30 de marzo en cancha de Vélez, donde dos grupos de la barra brava de River tuvieron un nuevo enfrentamiento que dejó siete heridos –uno de gravedad–, la entidad del barrio porteño de Núñez no podrá habilitar la popular del Monumental por dos fechas.