La salud pública corre “severos riesgos” a nivel regional y será agudizada este año por los acontecimientos del campo económico, a menos que los gobiernos dejen de focalizar la mirada en saldar las deudas con sus acreedores y empiecen a “aplicar políticas que empoderen a los ciudadanos al mismo tiempo que atienden sus necesidades más acuciantes”.

La advertencia fue formulada por Bernardo Kliskberg, asesor principal de la Dirección del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) durante la conferencia que brindó en el marco de la Feria Mundial Municipios y Salud, organizada por el Ministerio de Salud de la Nación, junto con la colaboración de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y el apoyo del Banco Mundial, Unicef, el PNUD, UNFPA y el CINU.

Kliskberg trazó un panorama del saldo que dejará “la peor crisis de los últimos 80 años”. Serán 400 mil los niños de todo el mundo los que lamentablemente perderán la vida en 2009, según estimaciones del Banco Mundial, al tiempo que sumarán 8 millones de pobres más en América latina, elevando la cifra a 190 millones, según cálculos de la Cepal.

Otros estudios estipulan que el Producto Bruto Interno de Latinoamérica caerá un 1,9 por ciento luego de haber crecido en los últimos cuatro años un 4,7 por ciento, y México será el país más perjudicado con un descenso del 8 por ciento de su PBI, a causa no sólo de la crisis sino también de la pandemia de gripe A.

“Las cifras son realmente desalentadoras. Esto es gravísimo y acentúa la salud de la región, algo que no puede pasar desapercibido por los Estados”, apuntó el economista argentino. Y acercó otros números: Según el último relevamiento de la Unesco, apenas el 43 por ciento de los alumnos latinoamericanos termina la primaria a tiempo, mientras que el 11 por ciento trabaja.

En materia de acceso a la alimentación, el panorama es igual de desalentador: La desnutrición aumentó un 13 por ciento en los últimos 12 meses, pasando así de 47 a 53 millones de personas desnutridas en toda América latina. De ellos, el 16 por ciento son niños, nueve millones presentan desnutrición crónica, y la inmensa mayoría son indígenas.

Entre los jóvenes también de la región, la tasa de desocupación excede el 20 por ciento, más del doble que el de los adultos, al tiempo que uno de cuatro está fuera del sistema educacional y del mercado laboral. “La gente se pregunta por qué la inseguridad ciudadana crece. Deberían simplemente prestarle atención a estas cifras para encontrar la respuesta”, apuntó.

Pese a los crudos escenarios que prevén las estadísticas, “no son inamovibles”, dijo, ya que, a su juicio, “dependen de cómo reaccionen las sociedades, de lo que hagan en el campo de la política pública, que es el actor central para permitir el despegue de una nación y población”.

Fuente: Organización Panamericana de la Salud