El amaranto, un alimento preshispáncio, utilizado para rituales por los aborígenes tiene el potencial, de convertirse en "uno de los principales alimentos de la humanidad por su excepcional calidad alimenticia y puede ser utilizado en la lucha contra la desnutrición y la pobreza", destacan científicos del CONICET.



A diferencia de otros granos, sus proteínas tienen un alto contenido de aminoácidos esenciales. Estos, cuando se combinan con otros cereales, da como resultado un alimento que se acerca al ideal para consumo humano descrito por la FAO.



En las épocas precolombinas, el grano de amaranto era concebido como uno de losalimentos básicos del Nuevo Mundo, casi tan importante como el maíz y el fríjol. Antes de la llegada de los españoles, 17 provincias eran las encargadas de enviar más de 20, 000 toneladas de grano de amaranto a la antigua Tenochtitlán, hoy ciudad de México, en honor al Emperador azteca Moctezuma.



Tal era la importancia del amaranto en épocas prehispánicas que llegaba a fundirse entre los rituales aborígenes. Seguramente su consumo en estos rituales paganos espantó a los conquistadores españoles quienes prohibieron su cultivo y su consumo.



Solo en algunos lugares de las Américas se seguió cultivando esta planta, especialmente en zonas montañosas de México y los Andes. Estudios recientes realizados en este nuevo siglo le han retribuido al amaranto sus cualidades como un alimento altamente nutritivo y con propiedades curativas. Los amarantos son plantas de hoja ancha, siendo de los pocos "no-pastos" que producen cantidades significativas de grano de "cereal" comestible.