Rosario contará con un espacio de contención para trans que trabajan en la prostitución. La experiencia, inédita en el país según reveló el subsecretario de Políticas de Diversidad Sexual, Esteban Paulón, intenta agrupar a unas 50 personas que padecen serios problemas económicos y sociales y que recurren a esta actividad para obtener algo de dinero, exponiéndose a situaciones violentas y discriminatorias.
En diálogo con Rosario3.com, Esteban Paulón brindó algunas precisiones de lo que será Amorfis. “Es un espacio de encuentro y diálogo, que se inaugura este martes a las 20 pero empezará a funcionar el martes 16 de agosto, en un Centro de Acción Familiar (CAF) ubicado en Italia 2050”, precisó. El lugar albergará, de martes a viernes de 20 a 23, a unas 50 personas que ejercen la prostitución callejera y que, en principio, sean transexuales, aunque no existe un ingreso restrictivo.
El proyecto, desarrollado junto a la Subsecretaría de Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia, Ministerio de Desarrollo Social, “intenta ser una buena excusa para junto con un poco de comida caliente podamos aprovechar para trabajar otros temas junto a psicólogos, relacionados a la salud, a la educación, a las cosas que les pasan a las chicas que son muchas”, indicó el funcionario.
Emplazado en el corazón de una de las tres zonas de prostitución callejera –además de la plaza Libertad, hay oferta sexual en los alrededores de la Terminal de Ómnibus y calle ex Godoy– Amorfis será un lugar para encontrar descanso, asistencia, escucha. “Hay unas 3 mil personas trans en Rosario y el 90 por ciento trabaja en la prostitución. Son las más marginadas y el trabajo sexual de noche las expone a estas mujeres a condiciones de violencia y discriminación”, expresó.
Según Paulón, las trans están en riesgo ya que padecen violencia en las calles –de parte de la Policía generalmente– y también de su propia familia. Algunas tienen hijos o familiares a su cuidado y debido a que no han podido desarrollar sus estudios, caen en la prostitución y con ello se exponen a situaciones peligrosas.
“Muchas veces la calles es lo único que les queda como modo de subsistencia y se les dificulta mantener otros proyectos de vida”, agregó. Otras problemáticas son las enfermedades de trasmisión sexual y las adicciones.
“Hay que trabajar junto a ellas porque cuando hay otras opciones, empezamos a pensar diferente”, destacó.