Decidido a convertirse en el hombre fuerte del equipo de la presidenta Cristina Kirchner, el designado jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, admitió la necesidad de cambios en las políticas de gobierno y sostuvo que los enroques de ministros –que incluyen su llegada al lugar que ocpaba Sergio Massa y la designación de Amado Bodou en Economía y Julio Alak en Seguridad y Justicia– son una respuesta al veredicto de las urnas.
"Si no hubiera nada que cambiar, hubiéramos ganado las elecciones", expresó Fernández este miércoles a la mañana, en las primeras declaraciones tras su nombramiento en el nuevo cargo. "Si la gente votó de una manera determinada es porque evidentemente pide cambios de algunas políticas. Y nosostros tenemos que ser lo suficientemente hábiles para cambiar lo que consideremos correcto", agregó.
Además, negó que sea otra vez Néstor Kirchner quien está detrás de las decisiones del gobierno y en ese sentido aseguró que los cambios en el gabinete fueron "una decisión de la presidenta" Cristina Fernández.
Aníbal Fernández reemplaza a Sergio Massa, que volverá a la Intendencia de Tigre, y Bodou a Carlos Fernández. Alak ocupará la cartera de Seguridad y Justicia, hasta hoy a cargo del designado jefe de Gabinete. Estos cambios se suman a la salida de la ex ministra de Salud Graciela Ocaña, quien fue reemplazada la semana pasada por Juan Manzur, además del paso al costado del ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime. Además. José Nun renunció a la Secretaría de Cultura y lo reemplazará Jorge Coscia.
Distintos sectores de la oposición e incluso del propio oficialismo pidieron en los últimos días que Cristina renueve sus caras al frente del gobierno e inicie un nueva etapa después de la derrota electoral. Con estos cambios, mayores incluso a cuando asumió en 2007 en lugar de Néstor Kirchner, dá una señal en ese sentido, aunque retiene al más cuestionado de los funcionarios K: el secretario de Comercio, Guillermo Moreno.