- Ante la profusión de institutos especializados en la recuperación del cabello, de esos que el Profe Córdoba o el Tigre Gareca se encargan de publicitar (seguro que mangueando el tratamiento), uno, que todavía tiene pelo, podía suponer que la calvicie era uno de los males más temidos por el ser humano del siglo XXI. Pero lo ocurrido este viernes por la noche en Arroyito parece afirmar exactamente lo contrario: la calvicie es un estado buscado, codiciado, hasta preferido. Si no cree, lea estos múltiples ejemplos de pelados cuyas bochas brillaron bajo los reflectores del Gigante: 1) Carlos Ischia, pelado natural, emprolijados los bordes por el peluquero. 2) Tomás Costa, Eduardo Farías y Sebastián Méndez, pelados por elección, cuyo estilo es harto conocido por los hinchas, que ya los tienen fichados así. 3) Damián Díaz, pelado pasajero, rapado esta semana por un promesa pero con intenciones de volver a tener pelo. 4) Ramón Díaz, pelado mentiroso, apodado así por algún motivo no relacionado a la ausencia de cabello. Si se nos escapó algún otro ejemplar de esta raza, avise.
- Tras la victoria conseguida en el clásico ante Newell´s, trascendió que una bruja cubana había prestado sus servicios al plantel de Rosario Central antes del derby con la Lepra, para eliminar malas ondas y purificar el ambiente. Hasta circuló el rumor de que las camisetas fueron desintoxicadas y que una, la que tenía estampado el número 14, fue señalada como casaca mufa. Ante las consultas, solo hubo miradas pícaras y nadie quiso confirmar que habían recurrido a la magia para cambiar la suerte. Pero la confirmación llegó sola: Andrés Imperiale tenía asignado desde el inicio del torneo el número 14, y este viernes utilizó la 37. Se supo que hubo un pedido especial a la AFA para modificar la cifra que llevaría en sus espaldas el pobre Imperiale, que sin quererlo ni buscarlo, debió cargar con una cruz bastante pesada. Muchachos, somos grandes…
- Ramón Díaz no se puede quejar. El técnico de San Lorenzo debió y pudo afrontar esta noche una situación que a cualquier otro entrenador lo habría dejado knock out: la lesión de dos centrodelanteros. A poco de iniciado el juego, el talentoso Gastón Fernández sufrió un percance físico que le impidió continuar en cancha, y provocó que Díaz debiera desde temprano echar mano al banco de suplentes. Pero al observar las opciones, se tranquilizó: nada menos que Bernardo Romeo lo miraba con gesto de ruego, y allí el Pelado determinó el ingreso del implacable goleador. La tranquilidad le duró poco: minutos después, Romeo cayó intensamente dolorido, y el gesto de sustitución que le hizo el médico le perforó el corazón. Otra vez a relojear el banco… y allí apareció Menseguez. El pibe que nació en River, estrella hasta el año pasado del fútbol alemán, ya daba saltitos para ingresar y Díaz lo mandó al campo. Está claro que Ramón podrá quejarse de la mala suerte, pero de la dirigencia, no.
Apuntes desde el Gigante
La noche de los pelados - La bruja existió - Ramón no se puede quejar