Reserva aplazada

Si bien el campo de juego del estadio de Arroyito mejoró en relación al último partido ante Racing, en el que se lo observó desparejo y con algunos manchones marrones, ya entre semana el cuerpo técnico de Central, en conjunto con la dirigencia, decidieron la postergación del juego entre las divisiones Reservas de ambos equipos. Para preservar el terreno. El choque se pasó para el próximo martes, y se llevará a cabo desde las 15 en una de las canchas de la Ciudad Deportiva de Granadero Baigorria.

Cumpleaños poco feliz

Pese a la derrota ante Central, Arsenal de Sarandí cumplirá este domingo seis años en Primera División: el club de la dinastía Grondona arribó a la máxima categoría del fútbol de nuestro país el 18 de mayo de 2002, en la recordada serie final ante Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay, Entre Ríos. Aquel modesto nuevo integrante de la elite nacional pudo mantenerse en las primeras temporadas merced a aceptables cosechas de puntos que le sirvieron para esquivar el descenso, y tras protagonizar un sostenido crecimiento conoció la gloria a fines del año pasado: obtuvo la Copa Sudamericana bajo la conducción técnica del actual DT, Gustavo Alfaro, y tras vencer a Pachuca de México con agónica conquista de Andrizzi, en cancha de Racing. Sin demasiados recursos económicos, Arsenal es todo un ejemplo de organización, profesionalismo y responsabilidad.

Fiesta auriazul

Para la Academia rosarina fue un sábado inmejorable, y para muestra bastó mirar a las tribunas centralistas desde el tercer gol de la noche hasta el pitazo final de Furchi. El pueblo canalla arrancó disfrutando con el gol postrero de Boca, que remontó y ganó el pleito ante Racing, y luego paladeó una sólida y contundente actuación de su equipo. Casi treinta y cinco mil espectadores ataviados de azul y amarillo gritaron, saltaron y alentaron a los muchachos de Madelón, que desde adentro les regalaron un trabajo vistoso que estiró a cinco puntos la diferencia sobre los de Llop y a diez sobre los jujeños. En el epílogo, se encendieron bengalas y se revolearon trapos en una especie de desahogo feliz, mientras que los apenas cien fanáticos llegados de Sarandí debieron soportar de principio a fin una fiesta ajena.