- En Newell´s, señores, tendrán que prestar más atención. Y esta no es una frase dirigida a los jugadores. No. Esta sentencia le apunta a ese señor que supo ser infalible, pero que en las dos últimas presentaciones rojinegras en el Coloso falló, y (¿por qué no?) se transformó en el culpable principal de que la Lepra no ganara. Nos referimos a quien antes del inicio de cada juego, se encarga de rociar el césped con un líquido extraño que uno supone es agua bendita. Este domingo se lo pudo ver (calvo, algo gordo, con pantalones camuflados) caminando lentamente por el terreno de juego, con gesto concentrado y esparciendo gotas por aquí, gotas por allá, ejecutando esa cábala infaltable que garantizaba los festejos. Pero evidentemente algo falló. Esta vez Newell´s perdió (la última vez había empatado, en la tarde de los mil tiros en los palos contra Lanús), y ahora deberán encontrarle la vuelta a ese accionar que alguna vez trajo sus frutos. Quizás, ante el granate se olvidaron de rociar los arcos, y este domingo la llovizna anuló su efecto.
- Es una verdad irrefutable que los programas de Tinelli, y sobre todo “Patinando por un sueño”, han despertado el interés de las masas hasta transformarse en lo más visto de la televisión argentina de estos días. La familia pegada a la pantalla, embobadas las mujeres por las acrobacias de los patinadores, pasmados los hombres por la c…alidad de las patinadoras, es difícil encontrar alguien que no haya hecho sobremesa tras la cena comentando el diario acontecer de ese envío televisivo. Un seguro admirador del programa debe ser Damián Steinert. O al menos eso pareció después de ver sus incontables patinadas en el clásico de la ciudad. El delantero de Paraná se vio sorprendido por el estado barroso del terreno de juego, y emulando los plásticos movimientos de Gladys Florimonti (no, mejor de Jessica Cirio) en el programa de Marcelo, se dedicó a deslizarse por la cancha perdiendo varias veces el equilibrio y provocando las risotadas de la tribuna. De fútbol, hoy ni hablar.
- Censurable actitud tuvieron algunos (muy pocos) hinchas de Newell´s con la derrota de su equipo consumada: ciegos de la furia, y asistiendo obligatoriamente al festejo de los jugadores de Central con sus hinchas, que según el operativo de seguridad debían dejar el estadio primeros, intentaron abrir el portón que se encuentra en el codo donde se unen la popular local y la platea que da al Museo, para invadir el campo e ir en busca de la hinchada visitante. Se vivieron allí algunos segundos de tensión, hasta que un grupo de policías logró tomar el control del acceso y la situación se normalizó. Afortunadamente, el hecho no pasó a mayores y puede habitar estos apuntes sin transformarse en noticia de policiales.
Apuntes leprosos
La cábala falló - Steinert, fana de Tinelli - La invasión que no fue