Líderes mundiales del pasado y del presente se unirán hoy a multitudes de alemanes y de turistas para conmemorara el vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín, un fuerte símbolo de la Guerra Fría que dividió a una ciudad y un continente.

Los recuerdos del 9 de noviembre de 1989 dominaron los titulares de los diarios alemanes durante el fin de semana, y los canales de televisión emitieron programas con imágenes documentales, relatos de testigos y paneles de discusión acerca del hecho que cambió el rostro de Europa.

El hecho más trascendente de los festejos se concretará cuando caiga una hilera de 1.000 piezas coloridas, similares a las de un dominó gigante (más de 2 metros de altura cada una) pintadas por alumnos de escuelas, estudiantes extranjeros y artistas de todo el mundo, que recorren un kilómetro y medio de distancia. Los fragmentos caerán para recordar el efecto cadena que tuvo la finalización del Muro de Berlín en los países que estaban detrás de la Cortina de Hierro que impuso el comunismo.

Presencia argentina

La fiesta comenzará hacia las 15 (hora de la Argentina), con un concierto de la orquesta Staastkapelle de Berlín que dirigirá el argentino Daniel Barenboim. A continuación, los jefes de Estado y de Gobierno atravesarán la Puerta de Brandeburgo desde el lado oriental hacia el occidental, donde se instaló otro estrado, en el que habrá varios discursos.

En este tramo de los actos, intervendrán figuras de la era que anunciaron el colapso del comunismo en Europa oriental, como el ex líder soviético, Mikhail Gorbachev, y Lech Walesa, quien encabezó las protestas en Polonia al frente del sindicato Solidaridad. Junto a ellos estarán los líderes de las naciones que ocuparon Alemania durante la posguerra, excepto por Estados Unidos, que estará representado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

También el primer ministro británico, Gordon Brown, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el mandatario ruso, Dmitry Medvedev, tienen previsto asistir a las celebraciones organizadas por la canciller alemana, Angela Merkel.

Acontecimiento histórico

Corría el 9 de noviembre de 1989 y nadie esperaba lo que ocurrió aquel día en Berlín. Había rumores de que algo estaba en transformación, pero nada indicaba que el muro que dividía a Alemania, desde hacía 28 años, podía derrumbarse. Los votantes polacos habían expulsado a sus gobernantes comunistas y el líder soviético, Mijail Gorbachov, había hablado de la necesidad de un cambio. Cuando por fin sucedió nadie sabía realmente qué hacer.

Los expertos avizoraban la aparición de regímenes comunistas más flexibles, pero no imaginaban el escenario que se extendió por toda Europa del Este. Varios países de la región comenzaron a enfrentar a sus líderes comunistas, luego del camino que marcaron Polonia y Alemania oriental, en un efecto dominó que llevó al colapso de la Unión Soviética, en 1991.

El muro fue demolido después de que se conoció la noticia de que los habitantes de la capital alemana podrían cruzar las fronteras sin tener permisos especiales. La gran estructura de 156 kilómetros y casi dos metros de altura que rodeaba Berlín Oeste se cobró la vida de más de 1.300 personas durante los 28 años que permaneció en pie.

Los nuevos gobiernos debían aprender a dejar atrás la dictadura y a convivir con la democracia y con el capitalismo. Los ciudadanos de la región tenían que enfrentarse a lo nuevo, preguntándose qué querían salvar del pasado. En esa búsqueda, también hubo desacuerdos. Algunos querían mantener el socialismo, pero sin el régimen dictatorial aplicado en el siglo XX.

El clima de las economías de la región fue difícil al principio y muchas de ellas vuelven a un situación similar, a causa de la actual crisis financiera mundial. Sin embargo, algo está claro: en aquel entonces no había vuelta atrás. Moscú ya no podía dar su apoyo político para seguir adelante.