Ya se sabe, en Rosario es mejor caminar con los ojos atentos hacia todas las direcciones. Como si se tratara de trampas callejeras, muchas bocas de tormenta que carecen de tapas, cazan a los peatones distraídos ocasionándoles severos daños.

Eduardo Matías Jones, un lector de Rosario3.com, tuvo mucha suerte porque, a pesar de haber “caído en la trampa”, su pie no sufrió heridas importantes. Según escribió a Periodismo Ciudadano fue “víctima de la ciudad, cuando me disponía a bajar de un taxi en la calle Valparaíso y Santa Fe me encontré con que faltaba la reja que cubre la boca de tormenta (de la peor manera obvio) y termine metido ahí adentro prácticamente”.

“Lo que me pregunto yo es ¿quién controla eso? ¿Para qué cobran más caros los impuestos si no se arreglan las cosas mínimas en la ciudad?”, se preguntó una y otra vez Eduardo, quien de ahora en más mirará hacia abajo con mayor cuidado, a la vez que espera soluciones y controles de parte del municipio.