El paro convocado en cuatro departamentos bolivianos identificados con la oposición se cumplió este viernes en medio de episodios violentos que forzaron la intervención de la policía y con evaluaciones dispares por parte del gobierno y de los organizadores. 

La medida de fuerza, presentada como la mayor desde de la llegada de Evo Morales a la presidencia, hace casi diez meses, fue calificada de "fracaso" por el gobierno y considerada como un "éxito" por los prefectos (gobernadores), grupos cívicos y partidos políticos convocantes. 

Las autoridades también denunciaron la conducta de grupos de "jóvenes fascistas" que agredieron a las personas que se negaron a adherirse al paro en los departamentos de Santa Cruz (oriente), Tarija (sur), Beni (noreste) y Pando (norte), los más ricos del país. 

La huelga fue convocada en contra de la decisión del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) de aprobar los nuevos artículos de la Constitución, en debate en una Asamblea Constituyente, con mayoría simple de votos, y no con los dos tercios de los sufragios establecidos en la ley de convocatoria. 

Los medios de prensa locales dijeron que el paro se sintió en las capitales de los departamentos abarcados en la protesta, especialmente en la banca y la industria. Pero radio Erbol informó que en las ciudades y localidades del
interior de esos departamentos la medida fue tuvo alcance parcial o nulo acatamiento, como en los casos de Camiri o Yacuiba, en el sur del país.