Las cifras evidencian un problema que se agrava en el país: el incremento en la cantidad de niños que son tratados con psicofármacos y el progresivo descenso en la edad de los chicos medicados. La tendencia fue revelada en un informe reciente del Observatorio Argentino de Drogas, que depende de Sedronar, que analiza el testimonio de docentes, médicos y del resto de los implicados, entre ellos los padres, psicólogos y directivos de las escuelas.
Cada vez más alumnos son tratados con psicofármacos
Especialistas advierten que aumenta el número de chicos con “problemas de atención” en la escuela o simplemente “revoltosos” son tratados con psicofármacos. La tendencia fue revelada en un informe reciente del Observatorio Argentino de Drogas
“Años atrás, cuando una maestra se enteraba de que medicaban a algún alumno ponía el grito en el cielo y pensaba que lo atendía el doctor Frankenstein; ahora la ves con mucho trabajo y hasta exigiendo una pronta medicación para sostenerlo en el aula”, dice Diego Friedman, médico especialista en trastornos psiquiátricos de la niñez.
Las drogas para el sistema nervioso lideran la cartera de productos –significaron 17,7% del total de ingresos de la industria farmacéutica en 2007, según el INDEC– y los psicotrópicos viven un proceso de “banalización” entre los adultos, dice el estudio del Observatorio.
El informe, de Celia Arizaga y Silvia Faraone, incluye testimonios de responsables de contener y educar, que exhiben incongruencias, imprecisiones y prejuicios acerca de las problemáticas mentales de los chicos y su desarrollo. Los medicamentos son tratados con liviandad y sus aplicaciones se relacionan con un sistema educativo desbordado y con la presión sobre los niños ante el rechazo social del "fracaso escolar".
Las drogas más utilizadas por los infantes con problemas de salud mental son el metilfenidato y atomoxetina, que sirven para controlar el llamado Trastorno de Déficit de Atención (TDA) y que puede estar asociado con la hiperactividad (TDA/H). Tanto Friedman como el doctor José Félix Nani, de la Fundación para la Investigación de TDA/H, coinciden en que “el TDA/H es una enfermedad de origen biológico-neurológico”, aunque sus síntomas pueden ser confundidos con otros problemas psicológicos “típicos de nuestro tiempo”.
Es que la falta de atención y los problemas de conducta también pueden surgir en casos de niños que viven en familias en problemas. “Papá trabaja todo el día, mamá llega tarde, algún miembro externo molesta, problemas en la casa... y todo eso genera angustia y problemas de atención; problemas psicológicos”, explica Nani, profesor de la UBA. “La sociedad hace mucho hincapié en el tema escolar, no tolera el fracaso”, agrega, lo que promueve que padres y docentes busquen salidas médicas.
Friedman resalta que muchas veces es el sistema escolar el que fomenta indirectamente la medicación, ya que “una maestra con 40 o 50 alumnos no puede analizar qué le pasa a un chico conflictivo”. Una segunda maestra, el gabinete psicopedagógico, charlas con los padres y psicoterapias son pasos previos a la visita a un psiquiatra y necesarios si la causa de la enfermedad es psicológica, aunque, según los testimonios, “muchas veces no se cumplen”.
Todas son explicaciones del boom de los psicofármacos, esta vez, para niños. Aunque la industria farmacéutica tampoco se ha quedado atrás. La investigación de Arizaga y Faraone cita como antecedente bibliografía que denuncia que los laboratorios “promueven cada vez más instancias dirigidas a padres y maestros para que aumenten la prescripción de psicoestimulantes en niños”.
El caso de la atomoxetina es aún más preocupante, ya que si bien no se trata de un estimulante, el Gobierno argentino no la incluyó en la lista de psicotrópicos. En este sentido, la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) advirtió que su venta debería “estar controlada”, aunque para eso debería existir una resolución o decreto oficial específico.
Un estudio de COFA, citado por el Observatorio revela cómo la venta de esas dos drogas crece durante el período escolar y que los distritos más ricos presentan las mayores tasas de penetración de psicofármacos para niños. Así, las ciudades de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba y San Juan lideran el consumo por habitante, hasta triplicando el promedio del país.
Tanto docentes como médicos y especialistas recomiendan que el “buen diagnóstico” es la clave del “buen tratamiento”, pero la falta de paciencia y tiempo en las escuelas y la familia atentan contra la buena atención de los niños. Para todos, sin embargo, la medicación puede ser evitada en la mayoría de los casos.
Fuente: Perfil