Descomposturas, trastornos visuales, mareos, vértigo, molestias, sueño y náuseas son algunos de los síntomas que suelen acompañar al desarrollo de una migraña, una patología hereditaria que puede comenzar en edades muy precoces y que, contrariamente a lo que se cree, no siempre cuenta con el dolor de cabeza como manifestación preponderante.
Este factor hace que a menudo las madres confundan los episodios con un “ataque al hígado”, y posterguen la consulta con el especialista. De acuerdo con los profesionales de la Sociedad Neurológica Argentina (SNA), el dolor de cabeza o cefalea es uno de los síntomas clínicos más frecuentes, provocado generalmente por un desequilibrio de las sustancias químicas que intervienen en la irrigación y otras funciones del cerebro.
Dentro de este contexto, existen dos grandes grupos. Por un lado, las cefaleas primarias, tensionales o migrañas, en las cuales no se advierten alteraciones estructurales; y las cefaleas secundarias, inespecíficas, que responden a enfermedades subyacentes agudas o crónicas.
“Entre el 8 y 15% de la población mundial sufre cefaleas del tipo primarias, con una alta prevalencia en la población infantil. Estas cifras varían si pensamos en las diferencias de edad y de sexo: mientras que en la primera infancia los varones suelen ser más afectados y la incidencia alcanza el 30%, al llegar a la adolescencia, el 80% de los chicos han conocido alguna vez el dolor de cabeza y comienzan a estar las mujeres entre el grupo más perjudicado”, señala el doctor Hernán Amartino, jefe del Servicio de Neurología Infantil del Hospital Universitario Austral.
“De influencia hereditaria o genética, y muy relacionada con las hormonas, para poder ser diagnosticada mediante criterios clínicos, la migraña debe manifestarse con la repetición de al menos 5 crisis de cefaleas de una hora de duración como mínimo y estar acompañada de náuseas o intolerancia a la luz y al ruido. El abordaje es muy importante, porque como se trata de una condición crónica, para la cual no existe un tratamiento curativo y con la cual qui enes la sufren deben aprender a convivir, resulta fundamental la puesta en marcha de un tratamiento que permita mejorar la calidad de vida, disminuir la frecuencia de las crisis y atacar los síntomas”, añade Amartino.
Según datos proporcionados por la SNA, para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la migraña presenta un importante impacto social, personal, económico y laboral, debido a que esta institución considera que pasar todo un día con esta molestia, resulta tan incapacitante como la psicosis, la demencia o una cuadriplejia.
“En la otra vereda, provocando también dolores y molestias aunque no tan intensos se encuentran las cefaleas tensionales que suelen darse diariamente. Se relacionan con el estrés provocado por la escuela o por disturbios familiares. En general las padecen chicos muy autoexigentes o responsables que tienen baja tolerancia al fracaso y manifiesta n fuertes contracturas musculares cervicales. Este signo es el primero que hay que ‘atacar’ a fin de eliminar el síntoma, para luego trabajar mediante psicoterapia los motivos que provocan el cuadro de estrés”, consigna el doctor Amartino.
Fuente: Hospital Universitario Austral