“La población de palomas silvestres viene creciendo año tras año por varios razones y una de ellas tiene que ver con que hace 50 años atrás no existía niño o adolescente que no tuviera una gomera o un rifle de aire comprimido y si aparecía un pájaro significaba depredación”, observó, en contacto con Radio 2, Juan Manuel Rodríguez, de la Asociación de Colombicultores Unidos Argentinos (A.C.U.A).
Otra de las causas que permiten la supervivencia y crecimiento de las palomas tiene que ver con al cercanía del río y la presencia de cerealeras en la zona: “Tienen agua dulce muy cerca y pueden comer cereales”. El otro motivo de su permanencia tiene que ver con la ausencia de aves de rapiña que estén a su acecho: “Es un hábitat óptimo porque no hay depredadores. Esto facilita su reproducción”, destacó. .
Según especificó el aumento de estas aves se dio entre las llamadas palomas silvestres denominadas “montera” que son de color gris y de tamaño mediano. Sin embargo, advirtió que “hay palomas silvestres más grandes que también ha venido a la ciudad y anidan”. Lo mismo sucedió con otras especies: “Hay una serie de pájaros que antes vivían en el campo, como por ejemplo, los horneros, los mijos o jilgueros, que se los veía en la periferia y hoy están en la ciudad”.
Muchas personas rechazan a las palomas que suelen hacer sus nidos en los edificios y ensucian la zona alrededor de donde habitan. Cintas, globos e incluso discos compactos para que el reflejo las encandile y las aleje son algunos de los métodos utilizados en la ciudad para espantarlas. Sin embargo, según precisó Rodríguez “lo único capaz de ahuyentar a las palomas son los animales, es a lo único que realmente temen y en Rosario no existen aves de rapiña”.