Luis y Gerardo, de 21 y 16 años, respectivamente, escarbaban la tierra cerca de las ocho de la mañana cuando, desconociendo de su presencia, dieron con la pala en la línea eléctrica, que electrocutó a ambos.
Por las quemaduras, el primero de los jóvenes fue trasladado al hospital Centenario, mientras que su hermano permanecía en el Clemente Álvarez. Los dos luchaban por su vida.
Los chispazos generados por el cable causaron también un incendio que se propagó a la vivienda y a otras linderas, causando pérdidas materiales.