El primer gol del partido lo anotó Gonzalo Castillejos a los 5 minutos del primer tiempo: recibió un centro de Ferrari desde la derecha y tirando el cuerpo hacia atrás, amortiguó con el parietal izquierdo para vencer a Saja en el primer palo. Casi no había pasado nada y el Canalla ya estaba arriba.
Parecía que Central lo ganaría de principio a fin. Porque desde allí, hubo un soliloquio de la escuadra de Russo, que casi no sufrió sobresaltos en el arco de Caranta. Ni que hablar cuando a los 10 del segundo tiempo, Luciano Aued fue expulsado por Delfino debido a una brusca entrada sobre Peppino. Allí, parecía que el pleito se acababa. Pero no. Faltaba la tonta expulsión de Donatti, quien definió en el arco contrario una acción invalidada y vio la segunda amarilla. Y el baldazo de agua fría de la igualdad.
A los 41 minutos del complemento, cuando solo restaba aguardar el pitazo final, llegó un centro de derecha a izquierda sobre el área centralista y el Demonio Hauche, con la ayuda del pie de Elías Gómez, terminó descolocando al guardameta y estableciendo el 1 a 1. Faltaba muy poco y Central se quedó sin tiempo para buscar el segundo. Encima, en tiempo de descuento el palo le negó el grito de desahogo a Lagos.
En el medio, hubo una buena postura centralista de manejar el balón con tranquilidad e intentar arribar a la meta académica principalmente por la banda derecha. Allí se destacaron Encina, Ferrari y Acuña, quienes sobre todo en el primer tiempo se manejaron a gusto y placer por ese sector. Del otro lado, Carrizo también tuvo una buena noche y arrimó peligro hacia el sector del movedizo Castillejos.
Y de Racing, nada. El equipo de Merlo solo había despeinado a Caranta con un disparo de Vietto, en el primer tiempo, que se desvió en un defensor y controló el arquero; y en el complemento, con una escapada de José Luis Gómez por derecha que acabó en córner. Nada más: pura apatía, impotencia y desequilibrio. Demasiado poco para llevarse, al cabo, un punto que dejó con sabor amargo a todo el pueblo centralista.