Sin embargo, la zona seguía con pronóstico de probables chaparrones para las horas y los días siguientes, con una mejora prevista recién para el domingo.
Por la tarde, el termómetro en Rosario rozó los 35 grados y era imposible caminar bajo el sol. Media hora después, los expertos del Servicio Meteorológico lanzaron un aviso para la zona central de país por la llegada en forma inminente de tormentas fuertes. Y llegó el agua, y en algunas zonas de la ciudad, incluso granizo.
La perspectiva de que llegue algo de alivio a la zona, que sufre desde el fin de semana por una ola de calor, alegró a más de uno. Aunque, por supuesto, todos buscaron lugar bajo techo para dejar el auto. Por las dudas.
Hacia la noche –según el parte de las 20.30–, el alerta meteorológico ya no comprendía al sur de Santa Fe. En la provincia afectaba sólo al norte, y también a buena parte del Litoral y la Mesopotamia argentina.