Eva nació en 1938 en la localidad de General Hacha, en La Pampa. El pueblo de 12 mil habitantes sabía que era hija del hacendado donde la madre trabajaba de ama de casa, pero Eva no lo supo hasta hace una década. “Todo el pueblo lo sabía menos yo”, cuenta hoy la nueva millonaria a Radio 2.
Rufino Otero fue un hacendado y empresario de General Acha que amasó una enorme fortuna. Murió en el año 1983, y se calcula que sus bienes sumaban entonces unos 40 millones de dólares. Esa fortuna quedó en manos de la viuda, Elisa Arenaz, que en 1991 la donó a un sobrino, Darío Hernán Sarasola.
“El sobrino hizo lo imposible para quedarse con la herencia”, contó Eva la mujer que inició la demanda judicial para cobrar la herencia luego de enterarse por rumores de que podía ser hija de Otero. “Mi mamá nunca me dijo nada. En la época en que yo nací que una mujer pobre se ponga de novia con un rico no era bien visto”, relató.
En sus intentos por saber la verdad, Eva tuvo que vivir una odisea llena de trabas. Fue profanada la tumba de Rufino, un ADN dio negativo y faltaron prubas. Finalmente, la justicia acaba de darle la razón y la declaró heredera de la fortuna. En 2007 se tomaron nuevas muestras para hacer análisis de ADN en la causa por la herencia. Se extrajo otra vez material del cuerpo de la madre de Otero y del de Josefa Paole, la madre de Eva. El informe final de este análisis se hizo el 31 de enero de este año. Y el último lunes llegó al Juzgado N° 5 de Santa Rosa, donde tramita la demanda de filiación.
Eva tiene 3 hijos y 9 nietos que no viven con ella. Asegura que todo lo que hizo fue “por ellos”. Dice que este resultado obtenido “era lo que estaba esperando” y sueña con recorrer la Argentina viajando porque “al exterior no me gustaría ir”, agrega.