La retención de líquidos es la consecuencia de la acumulación de agua en los tejidos de nuestro cuerpo, que se produce cuando existe un desequilibrio entre las fuerzas que regulan el paso de los líquidos de una zona a otra.

Son varias las causas por las que una persona tiende a retener líquidos. Lo más frecuente es que se dé únicamente en las piernas y suele deberse a una simple cuestión de gravedad. Allí, la circulación necesita más fuerza para funcionar bien y, cuando se da un mínimo desajuste como pasar muchas horas sentado o de pie, puede provocar la retención.

Al contrario de lo que se piensa, las venas no son tubos estáticos sino que su recubrimiento permite que entren o salgan líquidos. Pero cuando por alguna razón el mecanismo que regula la cantidad de  líquidos y que debe pasar hacia un lado u otro de las venas no funciona bien, puede acumularse un exceso de fluidos en determinadas partes del cuerpo.

Las razones para que esto suceda pueden ser muy diversas: que las venas no tengan suficiente consistencia para retener el líquido (por ejemplo, várices) o que haya demasiada presión de la sangre dentro de  ellas (luego de estar mucho tiempo de pie) pueden ser algunas de las posibles causas.

Cuando la retención de líquidos  se ubica también en la parte superior del cuerpo (brazos, rostro, manos etc.) puede ser debido a un incorrecto funcionamiento del riñón.  Pero en el caso de las mujeres es muy habitual que esta retención de líquidos se deba a un desajuste hormonal durante el ciclo menstrual.

Las cinco claves diuréticas para sentirse cómodo

1.    Evitar los alimentos ricos en sal: Llevar una alimentación variada de productos frescos y evitar las grandes cantidades de sal, presente en alimentos como fiambres, embutidos, salsas, aderezos y algunos quesos, especialmente el roquefort. Para contrarrestar el nivel de sodio del organismo y mantener el equilibrio de líquidos. Aunque no sea la opción más usual, para las despedidas con amigos, se puede optar por una mesa con variedad de ensaladas y frutas.

2.    Beber dos litros de agua al día: Si el organismo se siente hidratado, dejará que los líquidos retenidos sean eliminados. Sin embargo, es fundamental no superar los cuatro litros diarios para no retener líquidos por sobrecarga.

3.    Practicar ejercicio regularmente: Caminar a buen ritmo durante 30 minutos en todas las épocas del año, puede ser suficiente para mantenerse en forma pero siempre hay que beber agua antes de comenzar cualquier rutina de ejercicios.

4.   Evitar utilizar prendas muy ajustadas: Las prendas que nos quedan muy al cuerpo obstruyen la circulación y dificultan la correcta expulsión de los líquidos, siguiendo los cauces habituales del organismo.

5.      Mantener un estilo de vida equilibrado: Se debe adquirir hábitos beneficiosos para el correcto drenaje de líquidos a través de ejercicios tan sencillos como terminar cada ducha con un chorro de agua fría en las piernas o evitar la comida chatarra.