A simple vista, la lámpara es pequeña, sobria y tiene una pantalla beige y algo reseca. Pero al mirarla con más detenimiento es posible ver que no se trata de marcas de un pergamino sino de la trama de tejido humano , informó el diario The Sun.
El descubrimiento fue confirmado por un análisis de ADN en el Centro Bode de Tecnología, ubicado cerca de Washington D.C., pero no se pudo saber en qué condiciones murió la persona con cuya piel hicieron la lámpara.
Sin embargo, los tétricos mitos que rodearon los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial surgieron como espectros. "La hice revisar por curadores especializados de las mayores casas de remate, que la catalogaron como un modelo centroeuropeo hecho en esa época", señaló Jacobson.
"Es horrible la idea de que podés tomar la piel de alguien y tranformarla en un objeto del hogar... es desagradable", expresó el hombre.