El accidente por ahogamiento es uno de los más frecuentes en esta época y puede ser evitado con el esclarecimiento de sus posibles causas y el reconocimiento de ciertas contingencias. Unos pocos centímetros de agua y mínimos segundos de distracción del adulto “cuidador”, suelen ser suficientes para que un niño se ahogue.
Según las edades, cambia el índice de riesgo de morir en bañeras, piletas de natación, u otros recipientes que acumulan agua, ríos y mares.