Carolina Sanchiz, directora de comunicación de esa consultora, aconseja a los padres "tomen medidas" para que sus hijos no puedan acceder a sitios web donde no sólo se pondera el padecimiento, sino que, además, se intercambian consejos para bajar de peso.
En la Argentina no existe un marco legal que les complique la tarea a los jóvenes que pueden armar páginas incluso con códigos para engañar al entorno familiar y no ser descubiertos. De hecho, los jóvenes llaman "ana" a la anorexia y "mía" a la bulimia, y así eluden controles parentales.
“Estoy agonizando viva”, describe en un foro una joven que pesa 68 kilos y pide ayuda para bajar diez. En tanto, una adolescente de 17 años dice odiarse por medir 1,56 metro y pesar 55 kilos. “Me siento gorda como los de Cuestión de peso”, se angustia. "Del dolor nace la belleza y, por ello, lo que hoy parece un sacrificio, mañana será una recompensa", confía una usuaria que tiene como “primera meta” llegar a pesar 54 kilos, con una estatura de 1,64 metro.
El incremento de páginas personales como MySpace, Facebook o Tuenti, que crecieron, en promedio, un 455% en 2007 respecto a 2006, también diseminan contenidos a favor de la bulimia y la anorexia.
En Estados Unidos, estudios privados indican, desde 2005, que cuatro de cada diez adolescentes con desórdenes alimentarios se entera de técnicas y "secretos" bulímicos y anoréxicos a través de la web.
Según el sitio Todoanaymia.com, un estudio reciente, realizado a pacientes estadounidenses de entre 10 y 22 años con problemas alimentarios, reveló que un tercio de ellos “aprenden” en internet nuevos métodos para bajar de peso o purgar su cuerpo.